¿Qué probabilidades hay de que surja una nueva variante peligrosa del SARS-CoV-2? La duda se hace presente entre las autoridades sanitarias y tanto desde el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC) como desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) insisten en que la pandemia no terminó e instan a los gobiernos a mantener las medidas preventivas.
Para Andrea Ammon, directora del ECDC y Maria Van Kerkhove, de la OMS, Ómicron no será la última variante. Las expertas aseguraron, además, que “no es seguro que el SARS-CoV-2 continúe mutando en cepas más leves que hacen que las personas se enfermen menos que las variantes anteriores”.
Pero, ¿es realmente así? El profesor Mario Clerici, catedrático de Inmunología de la Universidad Estatal de Milán y director científico de la Fundación Don Gnocchi, sostuvo: “Ninguno de nosotros puede decir qué pasará en el futuro. Especialmente porque este es un virus tan extraño que continuamente nos enfrenta a desafíos. Todo lo que podemos decir es dar pistas sobre lo que sucedió con cualquier otro virus”.
“En la historia del hombre ha habido al menos seis o siete saltos de especies de coronavirus de animal a hombre hasta ahora y el SARS-CoV-2 es sólo el último. En todos los demás casos, lo que sucedió fue que después de una fase aguda, el virus se volvió mucho más leve. Y todos estos coronavirus, excepto el MERS que, sin embargo, es otra historia, siempre han vivido con nosotros y nos dan síntomas que son resfriados muy leves, muy leves. Entonces, si nos basamos en lo que sucedió con todos los demás coronavirus, es bastante lógico suponer, esperar, que también sucederá lo mismo con este”, amplió el inmunólogo.
Con él coincidió el médico infectólogo y miembro de la Comisión de Vacunas de la Sociedad Argentina de Infectología (Sadi) Francisco Nacinovich (75.823), quien ante la consulta resumió que “nadie sabe qué va a pasar”.
Y tras explicar que “los virus cuando se replican cometen errores y no lo hacen siempre del mismo modo, y esos errores que va habiendo en la replicación son las mutaciones”, el especialista señaló que “algunos virus lo hacen más rápido como el VIH, otros más lentamente, y aún no está clara la dinámica exacta del SARS-CoV-2″.
“El virus de la gripe, por ejemplo, cambia a razón de un 1% por año su carga genética -agregó Nacinovich-. Eso hace que el organismo no reconozca al virus nuevo y esa es una de las razones por las que hay que vacunarse todos los años”.
Para él, “no es posible asegurar todavía si va a ocurrir eso con el SARS-CoV-2, aunque habría algunos indicios de que así podría ser, y que eso obligue a la vacunación periódica”.
“Y por otro lado -continuó- los cambios que ocurren en esas mutaciones a veces son más agresivos y a veces menos. La verdad que aventurarse en ese sentido es hacer ciencia ficción”. Por tal motivo, prefirió asegurar que “por lo que se conoce hasta ahora del virus es muy probable que haya nuevas variantes, pero de ahí a saber el impacto de las mismas es predecir el futuro”.
“Unos 15 años después de la pandemia de gripe de 1918 se aisló por primera vez el virus de la influenza y desde ahí sabemos que muta, pero siempre se dice de la gripe que lo más predecible es que es impredecible, y algo parecido es lo que pasa con el SARS-CoV-2. Por ahora no se sabe la dinámica”, insistió.
En opinión del médico infectólogo Roberto Debbag (MN 60253), “la posibilidad de que aparezca una nueva variante siempre existe aunque la mayoría de los investigadores internacionales predicen que es poco probable que si aparece una nueva variante tenga una mayor patogenicidad y vuelva a cero la pandemia”. “Esto se debe a la historia evolutiva de los virus anteriores y por lo que se vio en estos dos años”, aseguró.
Nacinovich agregó que “si bien en la actualidad se cuenta con más tecnología, no se pueden hacer demasiadas afirmaciones en ese sentido”.
Según Debbag, “hay desaceleradores para que esto ocurra (la mutación del virus) y uno de ellos es que cada vez más población tiene una dosis, dos dosis, tres dosis y algunos pocos países ya aplicaron una cuarta dosis”.
“Esto, más los infectados que se dieron durante los dos años, más la alta transmisibilidad de Ómicron que infectó posiblemente a la mitad de la población en muchas regiones da un cierto estado inmunitario global -opinó-. Aunque falte mucho (sobre todo en países que no tienen acceso a vacunas), la inmunidad global está creciendo y eso actúa como un desacelerador de la aparición de nuevas variantes”.
“Habrá que estar atentos y vigilantes, y seguramente mientras haya menos gente vulnerable, a causa de la inmunidad que otorga la vacunación y la infección natural, será menos posible que el virus tenga dónde asentarse y desarrollarse”, coincidió Nacinovich, para quien no deben dejarse de lado las ya conocidas medidas de cuidado, “sobre todo, cuando termine el verano, que comienza la época de pasar más tiempo en lugares cerrados, no descuidar el uso del tapabocas para evitar la diseminación de este y otros virus respiratorios”.
Finalmente, Debbag aventuró que “el mundo está hablando hoy por hoy de lo que significa generar un mayor conocimiento sobre el coronavirus”.
“Los grandes líderes internacionales e investigadores principales están hablando de la necesidad de vacunas que sean ‘pan coronavirus vaccine’, o sea, que sirvan para prevenir todos los potenciales coronavirus, al igual que futuros medicamentos que sirvan para tratar todas las variantes que puedan ir apareciendo -sostuvo-.
Pero esto sólo se va a poder lograr si se conoce lo que se llama ‘el mundo coronavirus’, por eso es que las grandes potencias están incentivando a que se produzcan inversiones en desarrollo de conocimiento”.
“Hoy no se puede afirmar con precisión qué es lo que va a pasar; todo indica que habrá más variantes aunque ignoramos cuál va a ser el impacto”, concluyó Nacinovich.
Fuente: infobae.com