Está previsto que hoy declare ante la Justicia el único sospechoso detenido hasta el momento por el crimen de Ariel Camargo de Lara (19). Se trata de un joven de 18 años, quien fue arrestado el pasado miércoles 9 de febrero, horas antes del hallazgo del cuerpo de la víctima, quien permaneció casi una semana desaparecido.
Tal como publicó PRIMERA EDICIÓN en exclusiva, la autopsia reveló que Ariel fue ejecutado de un solo tiro en la cabeza y presumiblemente con un arma de fuego calibre 38 milímetros.
La altura por la que ingresó la bala, hace suponer que lo tenían de frente y aparentemente arrodillado. Esas primeras impresiones presumen que la persona que apretó el gatillo estaba por encima de su posición según indicó una fuente. Hasta el momento la hipótesis de los investigadores en torno al móvil del homicidio estaría relacionado a una supuesta deuda. Por testigos que declararon en sede policial se pudo establecer que al joven lo llevaron bajo engaños hasta el lugar donde lo ejecutaron.
Al menos desde su familia dejaron en claro que fueron a buscarlo en un vehículo, lo que no se puede establecer hasta el momento o al menos no trascendió, son las características del automóvil y cuántas personas iban en su interior.
Se baraja la posibilidad de que la trama que desencadenó en el asesinato esté vinculada a la compra-venta de vehículos presuntamente robados, actividad que creen está ligada al único detenido. La causa fue caratulada provisoriamente como “homicidio simple” y es tramitada en el Juzgado de Instrucción 1 de San Pedro a cargo del magistrado Ariel Belda Palomar, quien según lo previsto, indagará hoy al sospechoso.
Pistas que fueron clave
El hallazgo del cadáver fue la culminación de una búsqueda que se inició el pasado jueves 3 de febrero a la madrugada, cuando desapareció el joven. Mientras avanzaban las averiguaciones, la declaración de dos testigos en sede policial fue clave. Relataron que un individuo les contó que junto a un cómplice buscaron aquel jueves al joven en su domicilio y bajo engaños lo hicieron subir a un automóvil.
Luego se trasladaron a una zona ubicada a unos 5 kilómetros del casco urbano de Bernardo de Irigoyen, donde lo ejecutaron de un tiro, efectuado en la cabeza. Acto seguido lo enterraron a la vera de un camino vecinal y lo taparon con ramas.
En base a esos datos la policía primero demoró al joven que se habría jactado ante las testigos de haber cometido el hecho (ahora en carácter de detenido). Luego comenzaron a rastrillar la zona mencionada por los testigos, es decir un lugar conocido como “Cuatro Bocas”, en el paraje San Roque. Finalmente el miércoles pasado a las 13 dieron con el cadáver.