El 21 de julio de 2021, el presidente de los Estados Unidos Joe Biden y la Canciller Alemana Angela Merkel, emitieron la Declaración Conjunta de los Estados Unidos y Alemania sobre el apoyo a Ucrania, la seguridad energética europea y los objetivos climáticos, en la que destacaron los acuerdos a los que arribaron ambos líderes para que, los EEUU retirase su oposición a la finalización del gasoducto “Nord Stream 2”.
En ese momento, la lógica era que la finalización del gasoducto “Nord Stream 2” era inevitable, y que la eliminación de las sanciones estadounidenses que bloqueaban este controvertido proyecto del Kremlin no sólo mejoraría considerablemente las relaciones entre EEUU y Alemania, sino que descongelarían las relaciones entre EEUU y Rusia.
Habiendo obtenido una concesión tan favorable de Occidente, cuando Rusia todavía ocupa Crimea y parte del este de Ucrania, como así también parte de Georgia, un simple observador (no familiarizado con la encrespada mentalidad del Kremlin, que considera tales concesiones como signos de debilidad que permitirían nuevos avances) asumiría comprensiblemente, que el Kremlin se comportaría de la mejor manera (por un tiempo, al menos), incluso si no hiciera concesiones – pro forma -, para mostrar de alguna manera, reciprocidad en sus relaciones internacionales con Occidente.
Este intento unilateral de acercamiento por parte de Occidente recuerda, desconcertantemente, el esfuerzo de Occidente por apaciguar a otro beligerante dictador el 30 de septiembre de 1938, cuando el primer ministro del Reino Unido, Neville Chamberlain, regresó a casa después de firmar el Acuerdo de Munich con Hitler y declaró tranquilizadoramente a su pueblo:
Creo que es la paz para nuestro tiempo. […]
Ahora les recomiendo que se vayan a sus casas y duerman tranquilos en sus camas.
Once meses después, el 1 de septiembre de 1939, el Reino Unido se despertó ante lоs horrores de la Segunda Guerra Mundial cuando los nazis invadieron Polonia, y dos días después, el 3 de septiembre de 1939, el mismo primer ministro del Reino Unido no tuvo más remedio que declarar la guerra a la Alemania nazi.
Hoy, luego de la Declaración Conjunta de los líderes estatales de EEUU y Alemania en julio de 2021, somos testigos del alarmante desarrollo de los siguientes eventos: (i) los precios del gas se han disparado como resultado de las manipulaciones de Rusia para crear artificialmente, una crisis de suministro de gas, en un esfuerzo por presionar a la Unión Europea y Alemania para que proporcionen una rápida aprobación regulatoria del gasoducto Nord Stream 2 (el Director Ejecutivo de la Agencia Internacional de Energía, Fatih Birol, declaró el 12 de enero de 2022 que Rusia está empeorando la crisis del gas de Europa, al restringir en un tercio el envío del gas a Europa a través de los gasoductos existentes); (ii) Rusia ha estacionado unos 100.000 soldados en Crimea y cerca de la frontera oriental de Ucrania amenazando con una nueva invasión militar rusa a Ucrania (el 15 de enero de 2022, el secretario de prensa del presidente ruso, Dmitry Peskov, declaró que “No podemos afirmar que no desplegaremos ningún arma ofensiva en el territorio de Ucrania”); (iii) Rusia ha orquestado junto con Bielorrusia una crisis migratoria en las fronteras con Polonia, Lituania y Letonia para desestabilizar a la Unión Europea; y (iv) Rusia está presionando a la OTAN y a los EEUU para retornar a las “esferas de influencia” de la Guerra Fría y propuso acuerdos de “seguridad” según el modelo de Yalta (estos borradores de acuerdos de “seguridad” prevén la retirada de las tropas y el armamento de la OTAN de 14 de los 30 estados miembros de la alianza y anular su “política de puertas abiertas”, en particular con respecto a Ucrania, todo ello con la clara intención de desestabilizar a Occidente, desacreditar y luego desmantelar la OTAN y restablecer una esfera de influencia rusa en el territorio de los países del antiguo bloque del Este).
Por ejemplo, el proyecto de Acuerdo sobre medidas para garantizar la seguridad de la Federación de Rusia y los Estados miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte del 17 de diciembre de 2021 propone, entre otras cosas, lo siguiente:
Artículo 4
La Federación de Rusia y todas las Partes que eran Estados-miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte al 27 de mayo de 1997, respectivamente, no desplegarán fuerzas militares ni armamento en el territorio de ninguno de los demás estados de Europa además de las fuerzas estacionadas en ese territorio al 27 de mayo de 1997. Con el consentimiento de todas las Partes, tales despliegues pueden tener lugar en casos excepcionales para eliminar una amenaza a la seguridad de una o más Partes. […]
Artículo 6
Todos los Estados miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte se comprometen a abstenerse de ampliar más la OTAN, incluida la adhesión de Ucrania y de otros Estados.
Artículo 7
Las Partes que son Estados miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte no llevarán a cabo ninguna actividad militar en el territorio de Ucrania ni en otros Estados de Europa del Este, el Cáucaso Meridional y Asia Central. […]
Rusia desea que la OTAN y sus estados miembros abandonen simplemente su flanco oriental, en el contexto de una narrativa ridícula que pretende convertir a Rusia en una víctima, cuyas fronteras están amenazadas incesantemente por la expansión de la OTAN mientras que: (i) los países europeos (que anteriormente estaban bajo la esfera de influencia soviética) han buscado la membresía en la OTAN para protegerse contra una Rusia amenazante; (ii) desde la Segunda Guerra Mundial, es Rusia la que ha violado de manera desafiante la integridad territorial de los países independientes, incluidos Georgia, Moldavia y Ucrania; y (iii) es la dependencia de Europa de los suministros de gas controlados por Rusia, lo que constituye la principal amenaza para la seguridad energética de Europa, como lo demuestran los actuales precios del gas inflados artificialmente.
De hecho, Putin ha calculado que Rusia puede volver a convertirse en un imperio controlando Ucrania, utilizando el gas ruso como un arma, desestabilizando Occidente, incluida la OTAN, sembrando el miedo al “oso ruso” е invocando un auto concedido derecho y deber de ser el protector de las personas de habla rusa en todo el mundo.
¿Por qué Ucrania es el centro de la atención de Rusia?
En su libro titulado “Visión Estratégica: Estados Unidos y la crisis del Poder Global”, Zbigniew Brzezinski, asesor de seguridad nacional del presidente Jimmy Carter y asesor de asuntos exteriores de varios otros presidentes de EEUU, respondió a esa pregunta con las siguientes palabras, inequívocamente claras:
Nunca se insistirá lo suficiente en que sin Ucrania, Rusia deja de ser un imperio,
pero con Ucrania subordinada y luego conquistada, Rusia se convierte automáticamente en un imperio.
El actual zar de Rusia ha confirmado esta expresión cuando lamentó, abiertamente, que la desintegración de la Unión Soviética fue “la mayor catástrofe del siglo XX” y prometió restaurar la supuesta gloria pasada. Es más, el 12 de julio de 2021, Putin escribió un artículo titulado “Sobre la unidad histórica de rusos y ucranianos”, en el que llegó a negar la existencia del pueblo ucraniano en su totalidad y atacó la legitimidad de la independencia de Ucrania renovada en 1991:
Durante la reciente comunicación directa, cuando me preguntaron sobre las relaciones ruso-ucranianas, dije que los rusos y los ucranianos eran un solo pueblo, un todo único. Estas palabras no fueron vertidas por consideraciones coyunturales ni impulsadas por el contexto político actual. Es lo que he dicho en numerosas ocasiones y en lo que creo firmemente. […]
El nombre “Ucrania” se usó más a menudo en el sentido de la palabra rusa antigua “okraina” (periferia), que se encuentra en fuentes escritas del siglo XII, en referencia a varios territorios fronterizos. Y la palabra “ucraniano”, a juzgar por los documentos de archivo, originalmente se refería a los guardias fronterizos que protegían las fronteras exteriores. […]
En esencia, los círculos gobernantes de Ucrania decidieron justificar la independencia de su país a través de la negación de su pasado, excepto por cuestiones fronterizas. Comenzaron a mitificar y reescribir la historia, eliminando todo lo que nos unía y referirse al período en que Ucrania era parte del Imperio Ruso y la Unión Soviética como una ocupación. La tragedia común de la colectivización y la hambruna de principios de la década de 1930 se describió como el genocidio del pueblo ucraniano. […]
Estoy seguro de que la verdadera soberanía de Ucrania solo es posible en asociación con Rusia. Nuestros lazos espirituales, humanos y civilizatorios se formaron durante siglos y tienen su origen en las mismas fuentes, han sido endurecidos por pruebas, logros y victorias comunes. Nuestro parentesco se ha transmitido de generación en generación. Está en los corazones y en la memoria de las personas que viven en la Rusia y Ucrania modernas, en los lazos de sangre que unen a millones de nuestras familias. Juntos siempre hemos sido y seremos muchas veces más fuertes y exitosos. Porque somos un solo pueblo.
A pesar de este enfoque imperialista de Rusia y el deseo consagrado constitucionalmente de Ucrania de unirse a la OTAN y la Unión Europea, la OTAN trató de mantener una prudente distancia de Ucrania para no provocar a Rusia. A medida que se desarrollaron los acontecimientos, está claro que la sutil política de apaciguamiento de la OTAN con una Rusia imperialista no funcionó.
De hecho, en febrero de 2014 Rusia invadió Crimea y, poco después, partes del este de Ucrania. Desde entonces, Rusia ha ocupado estos territorios y ha librado una guerra híbrida cruel y constante contra Ucrania con el claro objetivo de recuperar el control total sobre ella.
La agresión militar de Rusia ha destruido, con total desdén, tanto seres humanos como propiedades. Más de 14.000 personas han muerto y más de 30.000 han resultado heridas solo en las regiones ocupadas de Donetsk y Luhansk, y hay más de 1,5 millones de desplazados internos en Ucrania.
La absurda caracterización de Putin, de esta agresión militar rusa contra Ucrania, en el artículo del 12 de julio de 2021 y las flagrantes violaciones de los acuerdos de Minsk por parte de Rusia, indican por qué las ambiciones imperialistas de Putin amenazan la seguridad mundial, impidiendo confiar en él cuando ofrece un cáliz envenenado:
El golpe de Estado y las acciones posteriores de las autoridades de Kyiv provocaron inevitablemente el enfrentamiento y la guerra civil. El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos estima que el número total de víctimas en el conflicto de Donbas ha superado las 13.000. Entre ellos están los ancianos y los niños. Estas son pérdidas terribles e irreparables.
Rusia ha hecho todo lo posible para detener el fratricidio. Se han concluido los acuerdos de Minsk destinados a una solución pacífica del conflicto en Donbas. Estoy convencido de que todavía no tienen alternativa. En cualquier caso, nadie ha retirado su firma del Paquete de Medidas de Minsk ni de las declaraciones pertinentes de los líderes de los países del formato de Normandía. Nadie ha iniciado una revisión de la resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas del 17 de febrero de 2015.
Si Occidente desea superar la amenaza imperialista de Rusia, entonces los líderes occidentales necesitarán la previsión y el coraje para tomar medidas decisivas que incluyan: (i) hacer cumplir un curso de acción centrado en la paz, la seguridad y la estabilidad mundiales, el respeto de la integridad territorial de todos los países y la promoción de los principios democráticos consagrados en la Carta de la ONU; (ii) proporcionar a Ucrania el apoyo militar de la OTAN y su Plan de Acción de Membresía (ya que Ucrania no solo defiende su integridad territorial, sino que también contiene las ambiciones imperialistas globales de Rusia); (iii) garantizar que Rusia no pueda eludir a Ucrania en el suministro de gas a Europa mediante el establecimiento de compromisos estrictos de suministro de gas a través de la red de gasoductos de Ucrania y los almacenamientos subterráneos de gas (lo que mejorará la seguridad energética de Europa, ya que Rusia ha demostrado claramente que no es un proveedor fiable de gas para Europa); (iv) aumentar las sanciones contra Rusia y el entorno de Putin, prohibir a Rusia la utilización del sistema de transacciones SWIFT y suspender el proceso de certificación del Nord Stream 2 hasta que Rusia desocupe Ucrania y reduzca las tensiones en la frontera de Ucrania (ya que las sanciones funcionan a pesar de que Rusia los menosprecia, como ha quedado claramente demostrado con la advertencia de Putin de que nuevas sanciones de EEUU en respuesta a una nueva invasión de Ucrania podrían romper los lazos entre EEUU y Rusia); y (v) contrarrestar eficazmente la poderosa y destructiva maquinaria de desinformación de Rusia mediante la difusión de información veraz y de valores basados en la Carta de las Naciones Unidas, tanto en Occidente como en Rusia.
Contrarrestar los planes imperialistas de Putin no será fácil. Rusia está convencida de que Occidente, finalmente, adoptará el enfoque de Chamberlain en sus tratos con Rusia y, por lo tanto, continuará empujando a la OTAN al borde del conflicto para maximizar las concesiones. Occidente no debe dejarse engañar por tales tácticas. En cambio, Occidente debería inspirarse en los esfuerzos significativos que en el pasado utilizara contra las maldades del mismo enemigo histórico, incluido el extorsivo Bloqueo de Berlín de la Unión Soviética, que Occidente contrarrestó con un eficaz Puente Aéreo de Berlín.
Como todos los dictadores, Putin solo entiende y reacciona al lenguaje de la fuerza. Las concesiones anteriores a Rusia solo han producido más beligerancia. Por lo tanto, Occidente debería adoptar una estrategia comprobada y efectiva del manual de jugadas de Muhammad Ali para superar la agresión híbrida de Rusia contra Occidente, a saber: “Flota como una mariposa, pica como una abeja”.
Solo reconociendo las ambiciones imperialistas de Putin por lo que son, y tomando medidas decisivas para hacer cumplir los principios básicos de la Carta de la ONU, la OTAN y sus estados miembros pueden evitar una crisis mayor y garantizar la paz, la seguridad y la estabilidad mundiales.
Eugene Czolij
Presidente de la ONG “Ukraine-2050”
Presidente del Congreso Mundial Ucranio (2008-2018)
La organización no gubernamental (ONG) “Ukraine-2050” es una entidad sin fines de lucro creada para promover la implementación, en el término de una generación – hasta el año 2050, de una estrategia de desarrollo sostenible para Ucrania, como estado europeo, plenamente independiente, territorialmente integro, democrático, reformado y económicamente competitivo.