“Piki” tiene 44 años y no son pocos sus problemas con la Justicia y la Policía. Durante la madrugada del viernes y en medio de un motín que estuvo al borde de una tragedia en la comisaría Octava, zona sur de Posadas, volvió a fugarse y sólo estuvo detenido treinta días, un año después de su anterior escape.
El jueves 23 de diciembre, pasadas las 23 y pocos minutos después que más de cien oficiales de la fuerza de seguridad fueran condecorados y ascendidos por sus respectivos jefes, en la comisaría del barrio San Jorge se desató un incidente de golpizas y puntazos a rehenes tomados entre los propios compañeros de celda de al menos cuatro detenidos que exigían bajo amenazas de muerte mejores condiciones de detención y la presencia de familiares, entre otras exigencias mientas ardían colchones en otro punto de la seccional.
La situación se caldeó al límite cuando los rehenes comenzaron a ser golpeados y heridos con púas tumberas. Registros de videos de celulares a los que PRIMERA EDICIÓN tuvo acceso contextualizaron el escenario de extrema violencia.
Siete de los detenidos que encabezaron el motín fueron reducidos cuando intervinieron los equipos de operaciones especiales de la policía, pero tres heridos debieron recibir atención médica inmediata por lesiones punzocortantes y hematomas de los golpes.
Segundos después y en plena requisa se constató que durante la intervención de los efectivos entrenados para estos tipos de episodios, faltaba uno de los detenidos, alias “Piki” de 44 años y detenido a fines de noviembre de este año tras fugarse, un año antes, de la comisaría Quinta (Garupá) de la UR-X.
Cómo logró escabullirse del operativo montado para frenar el motín es uno de los interrogantes que esperan ser esclarecidos y que enmarcan la gravedad de lo sucedido y la sospecha de complicidades.
“Un conocido”
De acuerdo a fuentes consultadas por este Diario, el evadido tiene antecedentes de delitos contra la propiedad, causas vinculadas a la Ley 23.737 o “ley de drogas”, pero también es allegado o integrante de la banda de “robacasas” que asola Posadas desde hace tres meses, y sin ningún detenido.
En la comisaría Octava, el fugado estaba a disposición del Juzgado de Instrucción 2 de la Primera Circunscripción Judicial, en una causa por los delitos de “estafa, hurto y evasión”.
Un mes atrás, “Piki” fue atrapado después de 373 días de permanecer prófugo. Lo “despertaron” efectivos de la división “Robos y Hurtos”, dependientes de la Dirección Investigaciones Complejas en un inquilinato de la chacra 107, sobre calle Berón de Astrada de Posadas, por orden del juez Juan Manuel Monte.
El 14 de noviembre de 2020, escapó junto a otros dos hombres tras forzar los barrotes de la celda en la que estaban alojados en Garupá. Pese a que al momento de la fuga no fueron advertidos, minutos después se montó un operativo cerrojo en la zona y dos de los evadidos fueron recapturados, dos jóvenes de 19 y 27 años.