Pedro Castillo superó el primer jaque de la oposición derechista. El Congreso de Perú votó este martes en contra de la puesta en marcha de la moción de vacancia (destitución) contra el presidente, que no se decidió hasta el último minuto.
Con 46 apoyos, seis votos separaron a quienes presentaban la moción de los 52 escaños necesarios para obligar al maestro de Cajamarca a que se defendiera personalmente en el Parlamento de las acusaciones en su contra.
Contra la vacancia se manifestaron 76 diputados y cuatro se abstuvieron, un resultado recibido con gritos de “¡el pueblo unido jamás será vencido!” por miembros de la bancada oficialista de Perú Libre (PL).
Buena parte del relativo éxito de Castillo, cuando sólo han transcurrido cuatro meses desde su toma de posesión, se debió a las reuniones exprés con distintos jefes de los partidos. Los encuentros se realizaron hasta la medianoche de la víspera, durante los cuales se habrían ofrecido inversiones en algunas provincias a cambio del apoyo, según denunciaron desde las filas de Renovación Popular (RP), uno de las bancadas que apoyaba el inicio del impeachment.
También resultó definitivo el escaso impacto de la segunda parte del informe televisivo de Cuarto Poder, el programa que puso contra la pared al presidente con su investigación sobre la sede paralela de la casa particular de Breña, en donde Castillo ha recibido a empresarios y políticos, algo prohibido por ley.
“Si no enmienda sus errores será la última oportunidad, se las estamos dando para no perder la gobernabilidad”, advirtió el congresista Pedro Martínez, de Acción Popular (AP), un apoyo clave para el desenlace final.
“Esta moción para imponer la incapacidad moral permanente del presidente es una vía para salvar y proteger la democracia que ha dinamitado Pedro Castillo, quien se niega sistemáticamente a dar explicaciones al país. No queremos terminar como Cuba o Venezuela”, reclamó la diputada Patricia Chirinos, de Avanza País, quien exhibió un video con las investigaciones de la casa de Breña y con otro escándalo mayúsculo, el levantado tras el cese del secretario del despacho de la presidencia, Bruno Pacheco, investigado por la Fiscalía tras hallar 20.000 dólares en el baño de su despacho.
“Hagamos que el presidente dé la cara al país, abstenernos nos hace cómplices”, sentenció.
El diputado Alejandro Muñante, de Renovación Popular, mostró su entusiasmo con la vacancia y enumeró los errores (muchos) cometidos por Castillo, “que quiere hacer lo que quiera, como cuando nombró a ministros cercanos al terrorismo”. Un “patrón de conducta”, determinó.
“No tiene capacidad para distinguir el bien del mal, lo correcto de lo incorrecto, que es como ser daltónico. Y eso es lo que presuponemos y quisiéramos que el presidente viniera acá y nos diera una explicación”, añadió el vocero fujimorista Hernando Guerra. Medios locales filtraron durante el día que dos diputados de Fuerza Popular (FP), el partido de Keiko, habían retirado su firma de la moción.
El primero en responder a los opositores fue Waldemar Cerrón, vocero del oficialista Perú Libre (PL) y hermanos de Vladimir, el líder de los radicales. “Basta de estos circos, estoy indignado con la pérdida del tiempo”, aseguró Cerrón, pese a que la decisión de su partido no llegó hasta el día antes del pleno y tras regresar Vladimir a Palacio, tras meses de distanciamiento con el presidente.
“Necesitamos un espacio para la reflexión en el país y de proceder la vacancia presidencial vamos a generar que en unos años tengamos ocho presidentes distintos en el Perú. ¿Qué agente económico vendría a esta ‘republiqueta’ con un presidente cada seis meses? Pero el presidente tiene que reflexionar, las decisiones equivocadas y el tratar de imponer modelos económicos fracasados (en referencia a Venezuela)”, anunció Alianza para el Progreso (APP), otro de los apoyos críticos fundamentales para Castillo.
En paralelo, el partido centrista ha solicitado la creación de una comisión que investigue las denuncias periodísticas vertidas contra Castillo. También Somos Perú solicitó diálogo “y que sepa elegir mejor a sus funcionarios” a cambio de su apoyo.
En la pasada legislatura, Perú vio cómo tres de sus presidentes (Pedro Pablo Kuczynski, Martín Vizcarra y Manuel Merino) caían por procesos de vacancia y por la presión de la calle. Los presidentes anteriores están en la cárcel (Alberto Fujimori), han pasado por ella (Ollanta Humala), esperan su extradición desde Estados Unidos (Alejandro Toledo) o se suicidaron para evitar la cárcel (Alan García).
“Millones de peruanos están deseando que este Congreso garantice derechos”, recriminó Ruth Luque, de Juntos por el Perú, aliada del oficialismo, con palabras muy parecidas a las que se escuchan a las puertas del Congreso por los seguidores del presidente.
“Cerremos filas frente a los golpistas, es un globo de ensayo”, protestó Edgar Raymundo, quien también recordó que se trataría de una cortina de humo ante el juicio contra la líder opositora, Keiko Fujimori. La hija del dictador se enfrenta a una petición del fiscal de hasta 30 años de cárcel por corrupción.
Las acusaciones de golpismo no se quedaron sólo en Lima. “Estados Unidos apoya las instituciones democráticas y rechaza las alegaciones de que el gobierno estadounidense esté buscando intervenir en Perú”, protestó la embajada norteamericana en Lima, tras las acusaciones de los radicales de PL.
Uno de sus voceros aseguró que Hernando de Soto, excandidato presidencial de Avanza País, habría solicitado una intervención militar al gobierno de Washington.
Fuente: Medios Digitales