Con una inflación prevista por encima de los 48 puntos porcentuales para el año en curso, una canasta básica instalada hoy en más de 70 mil pesos para una familia tipo (casi 23 mil pesos por persona) y un dólar con pisos cada vez más elevados traccionando los precios, las chances de sostener el poder adquisitivo se complican para todos.
Sin embargo, la situación se torna todavía más crítica para los jubilados, que a los gastos corrientes deben sumar rubros específicos como la canasta de medicamentos, un ítem que no fue para nada benévolo en lo que va de 2021.
Buscando revertir una tendencia de lustros, el actual Gobierno argentino maduró una nueva fórmula de movilidad jubilatoria que, al igual que muchas medidas en general, terminó funcionando casi a la inversa de lo esperado.
Lo concreto es que el Gobierno oficializó ayer un aumento del 12,11% para las jubilaciones que rigen desde este mes.
Según lo dispuesto, el haber mínimo previsional garantizado vigente a partir de diciembre de 2021, dispuesto de conformidad con las previsiones del artículo 8° de la Ley N° 26.417, será de 29.061,63 pesos. Hay que tener en cuenta que, de acuerdo a la nueva fórmula, los haberes previsionales se actualizan de manera trimestral, de acuerdo con la evolución de los salarios del sector registrado y de la recaudación.
De esta forma, durante 2021 se aplicaron subas de 8,07% en marzo; 12,12% en junio y 12,39% en septiembre, a la que se suma, ahora, el 12,11% totalizando casi 45 puntos porcentuales. Al mismo tiempo, los jubilados y pensionados que cobran los haberes más bajos, percibieron tres bonos (dos de 1.500 pesos en abril y mayo y otro de 5.000 pesos en agosto).
Frente a estos aumentos, con la inflación proyectada, las canastas por venir (noviembre y diciembre) y la persistencia de un dólar indomable, son cada vez menos los jubilados que llegarán sin sobresaltos a fin de año.