Pocos de quienes identifican a Jorge Newbery como uno de los padres de la aviación nacional sabe que, casi 30 años después del accidente del ingeniero en Mendoza, murió en circunstancias parecidas, en una demostración aérea y a casi a la misma edad, una de las pioneras de la aeronáutica, Carolina “Carola” Lorenzini, quien será homenajeada este martes al cumplirse 80 años de su trágica muerte.
“Tuvo un deceso trágico en cercanías del lugar donde se hace el homenaje, durante el agasajo a una delegación de pilotas uruguayas que habían venido a Buenos Aires“, contó a Télam Vanina Busniuk, de la Asociación de Mujeres en Aviación Argentina, la entidad organizadora del acto en el Museo Aeronáutico de Morón, del que participará el embajador uruguayo Carlos Enciso Christiansen, entre otras autoridades.
La célebre pilota se estrelló mientras realizaba “un giro invertido” en un avión Focke-Wulf Fw44 en el que “no tenía mucho entrenamiento porque no era el avión con el que volaba habitualmente”, pero al que tuvo que recurrir porque el suyo “había tenido un problema y no estaba a disposición para usarlo ese día”.
Conocida como “la Paloma Gaucha” por su gusto por las prendas folclóricas, Lorenzini rompió varias marcas y traspasó diferentes barreras de género: el 31 de marzo de 1935 batió el récord sudamericano femenino de altura llegando a 5.381 metros; en 1940 realizó un viaje uniendo las por entonces 14 provincias argentinas; y en 1941 se convirtió en la primera mujer en obtener el título de instructora de vuelo en toda América del Sur.
Además, el 13 de noviembre de 1936 cruzó el Río de la Plata en un vuelo en solitario en su avión Fleet 51 que no tenía brújula, por lo que Carola tuvo que apelar a su intuición para sortear la bruma que había en los terrenos cercanos a Carmelo, donde aterrizó.
“Es muy importante no dejar en el olvido las hazañas de las pioneras, para revalorizarlas y tenerlas siempre presentes es que hacemos este ejercicio de memoria”, planteó Busniuk.
“Además, sirvió de mucha inspiración para otras mujeres que entendieron que, si ella pudo, otras también podrían. Es decir que allanó el camino para que otras mujeres copiaran su ejemplo y se animaran a entrar a este ambiente masculinizado“, agregó.
Por eso, desde la AAMA “tratamos de visualizar estas hazañas de pioneras, pero también de chicas actuales para acrecentar la población femenina en la industria aeronáutica” que aún es escasa.
Gran deportista
Séptima de ocho hermanos, Carola era además una gran deportista, destacándose en equitación, remo, atletismo, salto, jabalina y hockey.
Además trabajó como dactilógrafa y en la Compañía Unión Telefónica, mientras enviaba reiterados pedidos de ingreso al Aero Club de Morón para que la admitieran en el curso de instrucción, lo que logró recién en 1931 y tras vender muchas de sus pertenencias para poder pagarlo, incluida su bicicleta y un diccionario enciclopédico.
Obtuvo finalmente el carné de aviadora civil en 1933 y en 1941 le otorgaron la licencia para servicio público comercial. Ganó varias carreras de regularidad y se inscribió en un curso de alta acrobacia.
Llevan el nombre de Carola Lorenzini calles de diferentes ciudades de Argentina, entre otras en Longchamps, Temperley, Merlo (Buenos Aires), Guernica, Alejandro Korn, Ciudad Jardín Lomas del Palomar, Morón, Hurlingham, Florencio Varela, Puerto Madryn, Tandil, Bernasconi, ciudad de Buenos Aires (barrio de Puerto Madero) y Godoy Cruz en Mendoza. En la ciudad de Córdoba existe un barrio con su nombre.
El 24 de noviembre de 2001 el Correo Argentino emitió un sello postal conmemorativo bajo la consigna “Aviación: Carola Lorenzini y Jean Mermoz”, que lleva su imagen.
Fuente: agencia de noticias Telam