“Soy Silvia Noemí Ferreyra, hace un tiempo decidí incluir al Noemí porque si bien Silvia Ferreyra es la locutora, la persona que quizás muchos conocen por mi trabajo quiero incluirlo integral”, así al natural se presentó en el evento Motivadas que organizan Karyna González en Posadas para Argentina y Lurdes Altamirano en Encarnación, Paraguay. Evento que se realizaba en conjunto hasta el corte del Puente, pero esa es otra historia.
Hoy es protagonista Silvia, quien fue homenajeada recientemente con la distinción de “Mujer Apasionada”, una mujer valiente y fuerte, gran madre quien compartió sus recuerdos, vivencias y experiencias de vida.
“Creo que ese encuentro de Motivadas sirvió para vernos a los ojos más allá de lo que ya sabemos, de esta fuerza femenina, la fuerza que nos impulsa a superarnos, a ser mejores. No autoexigirnos, pero sí autoevaluarnos en todo lo que podemos hacer. Fue importante ver que para ninguna de nosotras fue fácil el camino recorrido y en ese camino creo que las herramientas son muy parecidas a las de todas: la familia, los amigos, los contactos, el silencio, el estar en casa, reinventarse constantemente es parte de la historia que compartí en el encuentro”.
“Soy locutora hace 25 años tuve muchísimas satisfacciones laborales gracias a Dios como presentadora de festivales, estuve en muchísimos escenarios, algunos de los cuales ni siquiera hubiese soñado. Tuve la oportunidad de compartir mi experiencia de vida siendo profesora en Encarnación dando comunicación oral, fue una gran experiencia porque nunca había ingresado a la enseñanza y dentro de este contexto tan difícil que para nosotros es la pandemia, el reinventarse me llevó a mi a ser maestra de ceremonias desde casa. Una experiencia que no sabía, no contaba con la mejor tecnología, nos encontró la pandemia como muchas, pidiendo ayuda, asesorándome con mi hijo y buscando la mejor pared de la casa para hacer el zoom, fue una grata experiencia”.
Dar lo mejor
Silvia continúa su relato asegurando que “siempre hay más, creo mucho basado en el amor, en la fuerza creativa, creo en Dios, el Universo, trato de cultivar mi espiritualidad desde ese lugar y cada vez que comienzo en un acto siempre me encomiendo a esa fuerza generadora de amor para que me ilumine y que pueda dar lo mejor”.
“Hay mucha gente detrás de cada organización que dan lo mejor de sí y está el público que se merece recibir lo mejor, vaya responsabilidad ser el nexo entre la información, el trabajo y los sentimientos, si logro ser comunicadora de emociones para mí sería una misión cumplida.
“Trato de practicar la coherencia, la autenticidad, soy la misma que está detrás de un micrófono día a día y creo que eso también es un desafío para mí, mantenerme auténtica y me encantaría que la gente lo sienta así”.
Momentos difíciles
Y cuando hablo de esa fuerza maravillosa llamada Universo, Amor, Dios, el todo poderoso fue también quien me cuidó en el momento que tenía que ir a hacia adentro. Me tocó en el 2020 ir hacia ahí”.
“Lo pensé si no me jugaba en contra profesionalmente, pero una mujer que se cuida, que se mima, que se mira, descubre en los controles que hay un tumor. Después de muchos trabajo me enteré del diagnóstico: cáncer de mama. Gracias a Dios todo el resto de mi organismo estaba bien así que me operaron en enero de 2020. Fue en plena pandemia, con rayos y mucho acompañamiento emocional y físico. Entiendo que era una manera de preguntarme: ¿qué estoy alimentando, amamantando? Lo estoy trabajando y sigo con mis actividades, mirándome, cuidándome”.
Mamá
Y la fuerza de ese motor imparable la genera también “mi hijo, Uriel, lo miro con otros ojos porque ya tiene casi 19 años. Me llena de orgullo, entre toda la vorágine laboral él es buen hijo, sigue estudiando, haciendo que la vida sea mucho más fácil. Le digo: ‘vos hacés que sea fácil ser mamá’ y él me dice: ‘vos a mí me hacés fácil también’. Es parte de la historia, es lo que hago, lo que soy”. ¡Gracias Silvia!