Recuerdo frases que hablan sobre la aceptación, tan sencillas para decirlas, pero difíciles de aplicar en nuestra vida.
Una de ellas dice: “Cuando aprendas a aceptar en lugar de esperar, tendrás menos decepciones”, otra dice: “Si no consigues lo que quieres, sufres. Si consigues lo que no quieres, sufres. Incluso cuando obtienes exactamente lo que quieres, sigues sufriendo porque sabes que no podrás tenerlo para siempre. Tu mente crea esa situación”, escribió Sócrates.
Krishnamurti dijo que “la aceptación de lo que es, es el fin del sufrimiento”.
La mayoría de los libros espirituales explican que la aceptación es aceptar lo que la vida nos va trayendo y eso si lo aplicamos nos da paz , sin embargo no lo hacemos, nos resistimos y queremos cambiar lo inevitable, lo que sucede, la realidad, lo que es y lo que no es.
Cuando algo difícil nos sucedió, no hay nada que podamos hacer para cambiar, puesto que si algo hubiéramos podido hacer lo hubiésemos hecho.
Busqué en el diccionario qué significa aceptar y encontré: recibir voluntariamente algo que se nos ofrece o propone.
La vida nos propone situaciones, algunas que nos gustan otras no y eso no aceptamos, nos resistimos.
Buscamos situaciones ideales, pensamos: “cuando tenga este cuerpo”, “cuando termine mis estudios”, o “cuando tenga casa propia” y así vamos postergando nuestro bienestar y paz en pos de un futuro mejor. Son trucos de nuestra mente para mantenernos buscando algo ideal y eso no nos deja disfrutar lo que hay ¡hoy!
Todos los días tenemos que estar conscientes para darnos cuenta de esto. La idea de esta reflexión es poder mirar nuestra vida y ver si aceptamos lo que tenemos y lo que no tenemos.
No significa que no podamos hacer cosas para cambiar, cambiar es bueno si se puede, pero insistir en algo que no va a cambiar nunca porque ya sucedió o es así, es como darse la cabeza contra la pared una y otra vez.
Pensemos en nuestra vida en nosotros y hoy los invito a usar la oración de la serenidad durante este día.
Dios concédeme serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, valor para cambiar las que sí puedo y sabiduría para reconocer la diferencia.
Bendiciones.