Según la Kabalah el Rosh Hashana o día del juicio es donde somos juzgados y se determina la cantidad de vida que pretendemos a recibir, en alegrías, sustento, etc. Es cuando tratamos de ser inscriptos en el libro de la vida, siendo éste la mente humana. Es a lo que el hombre, porque sólo con su intelecto lo puede hacer, va a ser capaz de darle vida.
Nos juntamos a programar la propia mente y a usar los sonidos del Shofar para cancelar los miedos, que es la única razón por la que no construimos la realidad que decimos que deseamos tener, al poseer más miedos que deseos, ya que lo que queremos significa cambiar y un verdadero cambio significa convertirnos en alguien que no conocemos y esto puede significar que quien es tu pareja deje de serlo, al igual puede suceder con amigos, trabajo, etc. Abrir los ojos tiene un costo pero el beneficio es convertirse en un Creador.
El problema: creamos con los pensamientos/deseos inconscientes y esta parte de nuestra mente no quiere cambiar porque está programada para protegernos, por lo que se aferrará a lo conocido aunque éstos sean viejos patrones o situaciones dolorosas. Esos programas constituyen las creencias que son las que crean nuestra realidad.
La solución Neviliana: fijar la atención en el estado deseado a través de la voluntad, siendo la meditación la educación de la voluntad, ya que cuando ésta y la imaginación entran en conflicto, la imaginación gana invariablemente porque la imaginación humana es Dios. Entonces, para convertirnos en creadores debemos reprogramar nuestra mente inconsciente asumiendo el estado deseado con la imaginación hasta que el pensamiento se convierta en creencia y la mejor hora para meditar es al despertar y antes de dormir, pues es cuando se abre la puerta del inconsciente.
Los miedos están en el inconsciente, de ahí que se necesiten de los sonidos del Shofar para cancelarlos, pues los sonidos armónicos proyectan geometría de cristalización basada en el 3-6-9, mientras que la música estandarizada en patrones 440Hz, son de base 8 o bobina de Roden de circuito cerrado que no permite la creatividad.