Líderes mundiales lanzaron ayer severas advertencias sobre el apocalíptico impacto del cambio climático para la vida en la Tierra, en el inicio de la cumbre mundial sobre clima más importante en años y de difíciles negociaciones en torno a los compromisos de cada nación para contener el calentamiento global y “salvar a la humanidad”.
El tono dramático fue la constante de los discursos al comienzo de la cumbre de dos días en Glasgow, Reino Unido, que reúne a líderes de unos 130 países, entre ellos el presidente Alberto Fernández, y será el evento de mayor perfil de las casi dos semanas de conferencia de la ONU sobre clima COP26 en la ciudad escocesa.
El primer ministro británico, Boris Johnson, el anfitrión del evento, comparó el calentamiento global con un “dispositivo del día del juicio final” adosado al cuerpo de la humanidad, mientras que el presidente estadounidense, Joe Biden, dijo que nadie “podrá escapar a lo peor” si no se toman enérgicas medidas esta misma década.
A su turno en el podio, el secretario general de la ONU, António Guterres, dijo ante los jefes de Estado y de Gobierno que los seres humanos “estamos cavando nuestra propia tumba” y que “es hora de decir basta” y “salvar a la humanidad” del daño irreparable que este ritmo de cambio climático causará en la naturaleza y la humanidad.
Con los países más ricos históricamente menos inclinados a adaptar su economía para reducir sus emisiones de gases, la primera ministra de Barbados, Mia Mottley, alzó la voz en nombre de las naciones pobres y afectadas por el cambio climático, pidiendo “evitar que la ambición y el egoísmo siembren las semillas de nuestra destrucción”.
La negociaciones sobre clima de la ONU, que llegan tras ser canceladas el año pasado por el coronavirus, buscan resolver las cuestiones que quedaron pendientes desde el Acuerdo de París de 2015, cuando más de 190 países acordaron impedir que el calentamiento global supere este siglo los 1,5°C respecto de los niveles preindustriales.
Científicos dicen que las posibilidades de alcanzar esa meta, acordada en la capital francesa hace seis años, se están evaporando.
El mundo ya se ha calentado más de 1,1°C, y las proyecciones actuales basadas en los planeados recortes de emisiones de gases para la próxima década indican que se calentará 2,7°C. para el año 2100.
La cantidad de energía liberada por tal calentamiento del planeta derretirá gran parte de los hielos del mundo, elevará el nivel de los mares y hará más probables fenómenos climáticos extremos, han advertido los expertos.
A lo largo de los 12 días que durará la COP26, delegados de casi 200 países deben negociar medidas enérgicas para reducir las emisiones de gas de efecto invernadero.
Otro de los objetivos del encuentro es que las naciones ricas ratifiquen el nuevo plazo del años 2023, anunciado la semana pasada, para cumplir con su promesa de dar 100.000 millones de dólares anuales a los países pobres y más vulnerables al cambio climático, algo que se habían comprometido a hacer en 2020, pero que no hicieron. Mottley, la premier de Barbados, deploró ese incumplimiento.
“Esto es inmoral e injusto. ¿Estamos tan cegados y endurecidos que ya no logramos escuchar los gritos de la humanidad?”, dijo.
Más temprano, al inaugurar la cumbre, Johnson admitió que los ojos del mundo están posados sobre las grandes economías, las mayores emisoras de gases que provocan el calentamiento global, y advirtió sobre algunas de las consecuencias de no actuar.
“La ira y la impaciencia del mundo serán incontenibles a menos que hagamos de esta COP26 el momento en que abordamos en serio el cambio climático”, afirmó, informó la agencia de noticias AFP.
Para Biden, no obstante, la crisis es acuciante, pero también una oportunidad. “Dentro de la creciente catástrofe creo que hay una increíble oportunidad, no sólo para Estados Unidos, sino para todos nosotros”, dijo.
En la cumbre hay grandes ausentes, como el presidente Xi Jinping, de China, el mayor emisor de gases contaminantes, y sus pares de Rusia, Vladimir Putin, y Turquía, Recep Tayyip Erdogan.
El pedido de Alberto Fernández
Alberto Fernández propuso que el FMI permita canjear la deuda de los países en crisis por financiamiento de proyectos de medio ambiente y habilite la posibilidad de utilizar los Derechos Especiales de Giro (DEG) para el desarrollo sostenible.
“Es fundamental tener claro que sin financiamiento sostenible no habrá desarrollo sostenible y que las responsabilidades, si bien comunes, son diferentes entre países. El mundo en desarrollo necesita financiamiento genuino para avanzar con la agenda que aquí discutimos”, argumentó el jefe de Estado en la sesión liderada por los premiers de Gran Bretaña e Italia.
Alberto Fernández respalda las acciones que promueve el Acuerdo de París para atenuar las consecuencias del Cambio Climático, pero advierte que esas acciones no pueden perjudicar a los países pobres y de medianos ingresos que sufren la crisis social y sanitaria que causó la pandemia del COVID-19.
“Para que la transición sea justa, necesitamos reglas multilaterales que eviten nuevas formas de proteccionismo propiciadas bajo la forma de preocupaciones ambientales”, dijo el jefe de Estado en la COP26.
Inversiones
La firma australiana Fortescue anunció una inversión de 8.400 millones de dólares en la Argentina destinada a producir hidrógeno verde, durante un encuentro que mantuvieron sus autoridades con parte de la comitiva argentina, que destacó que ese compromiso financiero es “el más importante para el país en los últimos 20 años”.
Fortescue ya ha iniciado trabajos de prospección en la provincia de Río Negro.
Fuente: Agencia de Noticias Télam