Pero llegó ese momento en que sentís estás estancado y nada ni nadie hace que sigas progresando. Tranquilo eso puede pasar, el cuerpo se acostumbra al entrenamiento y a veces es hay que ajustar el plan de alimentación, con eso y teniendo en cuenta algunos detalles vas a lograr tu objetivo.
Cada persona es única con su cuerpo y circunstancias, la fisiología reacciona de manera distinta a los estímulos (dieta y ejercicio), partiendo de este principio podemos evaluar qué está ocasionando la retención de esos kilos que no bajan de manera convencional.
Fundamental aumentar ese déficit calórico semanal con un entrenamiento más potente y efectivo
– Aumentar la velocidad de tu metabolismo dividiendo tu ingesta de alimentos en porciones de menor tamaño más digeribles.
– Tomar la cantidad de agua necesaria para mantenerte hidratado, y ayudar a tu cuerpo a no retener líquidos
– Mejorar el balance de actividad/descanso necesario que te permita aumentar tu vitalidad, no disminuirla.
– ¡Dormir bien! No se trata sólo de cantidad sino también de la calidad del sueño alcanzado y el momento en el que comienza el descanso.
-Tratar de evitar la comida chatarra, alta en calorías y vacía a nivel nutricional.
No te obsesiones con el peso, no te peses todos los días ni a todas horas. Si llevando un estilo de vida saludable aprendiste a comer variado, rico y saludable, estás en movimiento, los resultados más allá de los tiempo llegan.
Una antropometría, es una medición de nuestra composición corporal que nos ayuda mucho a entender cómo estamos y cómo van los avances, sin solo mirar el número que nos puede marcar la balanza.