Él es como la vida, siempre está en movimiento, en permanente cambio y esta situación la podemos ver como un desafío, una aventura o con angustia y desconcierto. Nosotros elegimos, cada uno lo hace aún de manera inconsciente, el mar es el mismo para todos.
Una gran ola puede ser lo mejor que nos pueda pasar si lo vemos con ojos de surfista, pero la misma ola nos puede matar si miramos desde el lado de los miedos y lo que no sabemos.
El mar nos muestra a través de sus olas cómo todo es un proceso que lleva un tiempo y es hermoso si aprendemos a disfrutarlo. Las olas comienzas desde muy atrás de la orilla, y de a poco muy de a poco con la ayuda del viento, van tomando altura y van recorriendo todo un camino. El instante en que por fin llegan a la orilla, es solo eso, un instante, igual que el éxito, pero el verdadero éxito comenzó mucho antes, como ocurre con nosotros. Comienza cuando decidimos intentarlo, lo planeamos, trabajamos para que eso sucediera, lo llenamos de sueños, nos caímos y levantamos, todo es un proceso.
Al ver el constante movimiento de las olas cuando se estrellan en la orilla e inmediatamente surge otra y otra, nos recuerda como la vida siempre nos da otra oportunidad si nosotros decidimos volver a intentarlo. Es como cada mañana donde todo lo anterior se resetea y tenemos una nueva oportunidad para hacerlo mejor, incorporar lo aprendido y probar de otra forma. El mar nos recuerda que rendirse nunca es una opción.
El mar con su inmensidad, nos muestra como todos podemos ser parte desde nuestro lugar y desde lo que podemos aportar. Hay quienes caminan en la orilla disfrutando sentir el cosquilleo del agua en el tobillo, otros que les gusta saltar cuando llega la ola, hay quienes la esperan y antes que rompa se zambullen en ella, otros que en tabla de surf las desafían. Todos somos importantes y no importa la situación que estemos viviendo, desde nuestro lugar siempre podemos aportar, aprender y disfrutar.
Y también nos enseña, que lo mejor llega cuando cerramos los ojos, nos atrevemos a soñar, a sentir, a arriesgarnos, a disfrutar, a mojarnos aunque el agua esté fría porque todo lo mejor es lo que podemos crear cuando nos atrevemos a ser nosotros mismos.