“Los asentamientos continúan expandiéndose de manera preocupante en el contexto de la ciudad”. Los estudios sobre contaminación ambiental y los riesgos sanitarios del investigador del CONICET, Walter Brites, son concluyentes en el Gran Posadas, donde viene trabajando como parte de un estudio en el que participa la UNaM.
Algunas de las ideas más contundentes de sus actuales investigaciones, ponen en evidencia cifras escalofriantes. “En 2016, a partir de algunos estudios en el Gran Posadas se habían contabilizado 72 asentamientos y que albergaba a casi 13 mil familias; sin embargo, tan sólo un año después durante la elaboración del Registro Nacional de Barrios Populares, el censo llamado Renabap, se detectaron 93 barrios populares en el área conurbana del gran Posadas, es decir más de 20 asentamientos nuevos”, remarcó el antropólogo.
Y añadió: “El tema es preocupante porque los asentamientos van creciendo, el año pasado surgió otro en pleno contexto de pandemia, lindante al barrio Nestor Kirchner, llamado ahora barrio Alberto Fernández”, insistió el investigador, quien además cree que puede haber más, según el modelo que se utiliza para analizar el muestreo.
“En 2015 hubo un relevamiento de la Municipalidad, al año siguiente hubo otro de parte de una ONG nacional; lo que llama la atención de las cifras de los asentamientos, de la cantidad de gente que vive en ellos, es que puede variar según cómo se analiza qué características tienen los barrios populares y cuáles no”, enfatizó.
Desigualdad en las desigualdades
“Se cree que los asentamientos son todos iguales, pero la situación en Posadas es compleja y heterogénea, porque no se puede comparar la chacra 181 o el asentamiento Rowing con Los Patitos o Nestor Kirchner, que son los asentamientos de la periferia Sur. Todos ellos están situados en dos partes de la ciudad que brindan estructuras urbanas distintas y por ende brindan otras oportunidades diferentes para la calidad de los asentamientos y la gente que se articulan al espacio urbano”, reflexionó.
“Vivir cerca del centro, de la centralidad en los espacios de revalorización urbana, otorga ventajas diferenciales para la calidad de vida a las personas que viven en barrios populares que están más en la periferia”, señaló Brites quien también está realizando esa clasificación dentro de su investigación.
Indicó Brites: “Me encuentro con varias dimensiones del problema, si bien el año pasado no se pudo trabajar mucho por la cuestión de la pandemia y que se interrumpió bastante, este año fui retomado el trabajo de campo que está siendo vertebrado con algunos resultados”.
“Quienes viven en barrios populares son personas que viven en espacios no seguros para la urbanización, en suelos que tienen irregularidades topográficas que generalmente están atravesados por arroyos y vertientes, terrenos fangosos inundables, como los casos de lapachitos, ciertas áreas del barrio Nestor Kirchner o la Tablada donde los días de lluvia hay mucha contaminación por elevación de las napas”, remarcó.
La otra cuestión que es eje del abordaje tiene que ver con la deficiencia de servicios, el acceso al agua no segura, la proliferación de aguas servidas, pozos ciegos sin tratamiento, conexiones irregulares de agua.
Para Brites: “Los sectores de mayor poder adquisitivo viven en lugares que tienen mejor calidad ambiental urbana y mejor calidad de vida y los sectores más deprimidos, que están en desigualdad están en las peores zonas, donde el medio ambiente también afecta la calidad de vida”.
Asuntos descuidados
“La autogestión de los residuos, que no es sólo un inconveniente de los asentamientos sino de muchos barrios populares de la periferia Sur de Posadas, y con ella la quema de basura, que es muy contaminante, genera gases y no solamente dióxido de carbono, sino que se quema plásticos que liberan químicos y todo ello genera daños a la salud de manera acumulativa: varios problemas de asmas, insuficiencias respiratorias, problemas cardíacos e inclusive riesgo de cáncer en el largo plazo, son problemas súper complejos y que están siendo descuidados y se lo deja en un plano de algo que sólo compete a lo cultural”, criticó.
“Estos riesgos ambientales hacen sinergia con las condiciones precarias de vida y deben ser interpretadas de manera asociada con esos riesgos antropogénicos, que son resultados de las actividades generadas por la población”.
“Hay una ausencia de estudios sobre la problemática en Posadas, particularmente, y es un fenómeno que es poco problematizado, los efectos de la contaminación en los asentamientos es un fenómeno poco debatido y priman en detrimento de los intereses por la regulación del suelo, la demanda habitacional, la inseguridad jurídica por la tenencia de la tierra, que pareciera ser lo más importante”.
“Aquí es donde se genera vulnerabilidad socio ambiental y múltiples riesgos que son olvidados, por los estudios y por las políticas urbano-ambientales”, cuestionó.
Sobre el investigador
Walter Brites viene trabajando hace varios años en cuestiones que tienen que ver con los barrios populares, también llamados asentamientos informales (villas) que en términos generales hacen referencia a las mismas cuestiones: presentan características compartidas como la precariedad habitacional, el hacinamiento, el acceso irregular a los servicios de agua potable y energía que son casi inexistentes en los trazados urbanos y de manera generalizada la irregularidad dominial, y las propiedades del suelo.
Mismas características
En términos generales, presentan características compartidas: precariedad habitacional, el hacinamiento, acceso irregular a los servicios de agua potable y energía y de manera generalizada la irregularidad dominial.
Preocupante
“El tema es preocupante porque los asentamientos van creciendo, el año pasado surgió otro en pleno contexto de pandemia, lindante al barrio Nestor Kirchner, llamado ahora barrio Alberto Fernández”, dijo Brites.
“No se ocupan, sólo hacen acupuntura urbano- ambiental”
“En el marco de investigaciones realizadas y que son, yo diría bastante escandalosas con el medio ambiente y de la contaminación que no son tenidas en cuenta en las políticas ambientales”, criticó el investigador del CONICET en otro tramo de la charla.
“Observé a lo largo de mis estudios, la existencia de rellenos sanitarios clandestinos, en la medida de los arroyos urbanos, en las zonas de San Onofre y San Lucas que están tapados de basura plástica. Se tiran al agua y generan contaminación In Situ, pero también en el resto de la ciudad: a la primera lluvia intensa toda esa basura es arrastrada hacia el Zaimán y de ahí al Paraná y va a parar en la zona de la bahía El Brete, donde sí se hacen campañas de limpieza, como una especie de acupuntura de las políticas urbano ambientales y el problema muchas veces es hacia adentro de la ciudad y eso evidencia una falta de integralidad”.
Urge debate
“El Estado tiene mayor preocupación por los espacios de visibilidad, de la costanera, de la limpieza de las playas y muchas veces no se ve integralmente el problema de la gestión de los residuos, de la contaminación, de los riesgos a los que están sometidas las personas”.
“Hice muchas entrevistas y encuestas en estos barrios y el primer problema de salud que reportan las madres es que sus hijos padecen enfermedades respiratorias y resulta que el barrio está envuelto en humo”.
“Lo veo permanentemente en la periferia Sur de Posadas: San Lucas, San Onofre, San Marcos, Lapachito, y todos los barrios que proliferaron en la periferia de Itaembé Miní, todos sin excepción están envueltos en humo, la gente quema basura intermitentemente y claro que saltan los problemas respiratorios”.
“Insisto: no hay políticas urbano ambientales ni sanitarias que actúen de forma conjunta, pero si se habla del ecopunto, de plantar árboles en la costanera, andar en bicicleta, esa es mi crítica a las políticas urbano ambientales que se vienen generando. Me parece algo que urge debatir”, pidió.