La idea y objetivo oficial coyuntural de “poner más platita en los bolsillos” para mejorar el resultado de las próximas elecciones de noviembre, tal como ha manifestado el exministro de Salud de la Provincia de Buenos Aires (PBA) y ahora candidato a diputado del Frente de Todos, Daniel Gollán, está en el centro de la escena.
El gran interrogante es si el oficialismo podrá revertir el resultado o reducir la ventaja con la oposición en las próximas elecciones con más plata en la calle.
En términos políticos los antecedentes no le juegan a favor al oficialismo. Desde 2013 hasta ahora nunca sumó más votos en una general que en una PASO. En 2013, 2017 y 2019 sacó casi los mismos y un poco menos en 2015. Esta es una elección especial por la pandemia.
Hubo participación de apenas un 67% en esta elección y unos 800 mil votos que en la primaria fueron a partidos que no clasificaron para la general no se saben a dónde irán en la próxima elección.
En seis de las últimas ocho elecciones legislativas (1987, 1993, 1997, 2001, 2005 y 2013) el resultado de la legislativa previa a la presidencial fue un buen anticipador de lo que ocurrió después. El que ganó la legislativa luego de dos años ganó la presidencial.
Pero hubo dos elecciones que anticiparon mal el resultado. En 2009 Néstor Kirchner perdió con Francisco de Narváez, pero luego fue reelecta Cristina Fernández en 2011. En 2017 ganó Cambiemos pero luego Alberto Fernández le ganó a Mauricio Macri en 2019. En todos los casos lo que cambió la historia fue la economía. Para bien para Cristina Kirchner y para mal con
Mauricio Macri.
Poner más plata en la calle como sugiere y hará el oficialismo y que rápidamente la gente lo perciba en su bolsillo y en los mostradores no se puede hacer fácilmente. Para lograrlo se necesita que la emisión de pesos del BCRA crezca mucho más rápido que la inflación de aquí hasta las elecciones.
Esto implica que crezca rápidamente el poder de compra de los pesos que andan dando vuelta. Pero al parecer no queda mucho tiempo y es un mecanismo que se puede volver en contra. El año pasado en tiempos de la cuarentena estricta
por unos meses el BCRA emitió mucho dinero y la inflación no subió, pero después pasó lo contrario.
El BCRA mantuvo hasta mayo/junio un ritmo de emisión neta de pesos relativamente bajo, ya que subía menos que la inflación. La emisión de pesos subía al 2% mensual contra una inflación de casi 4% mensual. Esto implica menos plata en términos reales en la calle porque los pesos se licuaron con la inflación.
Desde junio/julio, la situación se revirtió: empezó a haber algo más de plata en la calle. Esto fue producto de una mezcla de un mayor ritmo de emisión monetaria neta de pesos y a la vez, una menor tasa de inflación. Esto es el BCRA emite al 5% mensual y la inflación bajó al 3%.
“La causa de la mayor emisión monetaria está directamente ligada a que el Tesoro que necesita más pesos para financiar un mayor déficit fiscal primario que no computa los intereses de la deuda y porque parte de la deuda en pesos que vence está siendo refinanciada por los bancos desarmando sus posiciones de Leliq que hoy totalizan unos 2,1 billones de pesos”, advierten los especialistas.
En el fondo significa una emisión indirecta de pesos. El equipo económico tal vez entiende que el principal problema es el financiamiento del déficit fiscal con emisión monetaria sin respaldo, pero el kirchnerismo no. Entre agosto el déficit
primario acumulado fue de alrededor de $400.000 millones.
En tanto que entre septiembre y diciembre algunas consultoras económicas como Anker estimaban que ese déficit antes de la derrota en las PASO y el nuevo paquete de ayuda social era del orden de los $900.000.
Se pasaba de déficit fiscal promedio de unos 50.000 millones promedio a otro de 200.000 millones en promedio. En la suma, el déficit primario del año iba a rondar 1,3 / 1,4 billones de pesos con o sin elecciones. Pero si a esto le sumamos entre $300.000 y $500.000 millones de emisión, ese déficit podría llegar a casi dos billones de pesos.
Guzmán, definirá en los próximos meses la suerte de su programa monetario para este año. Las alternativas son conseguir que el mercado le preste pesos suficientes para cubrir parte del déficit o emitir mucho más de los $1,2 billones que están en el presupuesto de 2021.
Si no logra alcanzar sus previsiones el resultado, puede ser potencialmente complicado para la dinámica de precios y también para la estabilidad de las cotizaciones paralelas del dólar.
Contexto
Cada peso que Guzmán no obtiene emitiendo deuda, es otro peso que emite el BCRA. Ese es el peligro de tratar de poner más plata en los bolsillos sólo aumentando la nominalidad de los salarios y el gasto social.
1,2
billones de pesos es lo que Guzmán debe salir a buscar en el mercado para no agrandar la emisión.