Por estos días el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) informó que el desempleo bajó al 9,6% en el segundo trimestre del año, un índice que representa a más de 1,3 millones de personas.
El dato positivo detrás de la medición es el descenso de 3,5 puntos porcentuales en la tasa de desempleo respecto del mismo período del año anterior, aunque oculta cuestiones relevantes como que cada vez menos gente busca trabajo. También otra que describe el estado de las cosas justo en los tiempos en los que la lucha por la paridad de géneros está en auge. Porque el descenso del índice de desempleo no se produjo de manera homogénea entre hombres y mujeres, ya que el nivel cayó en forma más pronunciada en los primeros y de esta forma se profundizó la brecha de género laboral.
En el caso de la desocupación masculina, la disminución interanual fue de 3,8 puntos porcentuales (de 12,8% a 9%), mayor que los 3,1 puntos en la femenina (de 13,5% a 10,4%), datos de los que se concluye, además, que el desempleo entre las mujeres fue 8 décimas mayor al nivel general, mientras que para los hombres fue 6 décimas menor.
Cuando Argentina por fin establezca una agenda de desarrollo con trabajo de calidad, deberá pensarla también de forma equitativa.