Después de muchos años de ser considerado como un mal hábito, ahora descubren que mascar chicle es un hábito saludable, que no sólo es agradable y da frescura a la boca, sino que tiene múltiples beneficios.
Investigadores aseguran que, debido al aumento en la salivación que se produce al masticar chicle, esto contribuye a mejorar la digestión y el metabolismo.
En realidad el chicle no realiza ningún milagro, sino que es una excusa para la acción de mascar, que es lo que beneficia a los dientes y las encías por la generación de saliva.
También afirman que la goma de mascar actúa como un “distractor” del hambre, canalizador de nervios y disminuyente de la ansiedad por la que pasa una persona cuando quiere comer por estrés o nerviosismo, y no por hambre.
Otro hallazgo fue su intervención en ciertos aspectos de la memoria, ya que se demostró que las personas que mascan chicle tienen un mejor proceso de aprendizaje y una mayor agilidad para pensar, lo cual se debería a un aumento de flujo sanguíneo hacia ciertas zonas claves del cerebro.
Y como si todo eso fuera poco, masticar chicle puede contribuir de manera indirecta a la limpieza bucodental (sin sustituir el cepillado), porque favorece el desecho de residuos de alimentos que quedan entre los dientes y la limpieza de las encías.
Lo que no hay que hacer es consumir goma de mascar en ayunas, porque incrementa la producción de ácidos gástricos y no solamente anulará el apetito del desayuno sino que contribuye al desarrollo de gastritis.
También aclaran que se debe evitar los chicles con azúcar (que siguen provocando caries como siempre) y consumir los sin azúcar con moderación. Algunos agregarán que también con discreción.
De hecho, el informe nada dice respecto de hacer globos, un acto tentador pero sin beneficios directos, aunque también distiende pero igualmente está mal visto socialmente.