Le puso canciones a los momentos y pensé que eran coincidencia. Y entonces pedí y pedí.
Seguí pidiendo, meditando, orando, rezando. Seguí pidiendo para mí, para mi familia, para mi entorno. Pedía porque sentía carencia.
Entonces el ángel se acercó, me susurró al oído a través del viento y no lo escuché.
Me envío un rayo de sol a través de las nubes y no lo registré.
Entonces pedí con más fuerza, recé, pedí por salud, por mi prosperidad, por claridad.
Sólo silencio, silencio, silencio.
Y en ese silencio, al dejar de pedir fui de a poco teniendo conciencia de mi existencia. Autoconciencia.
Así, en ese silencio dejé de buscar fuera y comencé a través de esa conciencia, a regularme desde dentro. Ya no buscaba el fenómeno. Ya no el efecto.
Comencé a tener conciencia de que existo como conciencia individual, como una parte del todo mayor. Luego al darme cuenta de que existo comencé a relacionarme sólo desde mi interior con otros interiores. Dejé de ver el efecto, sólo iba al interno.
Comencé a descubrir que muchos también estaban mirando y buscando en otros esa mirada de auto conciencia, ese brillo. ¡Esa luz!
Esa luz que sólo da el orden, el equilibrio y la armonía con la que conectamos dentro. Esas leyes Universales que operan en cada uno de nosotros al igual que en la naturaleza cuando descubrimos nuestra conexión individual con el todo mayor.
Todos la tenemos, ¡todos! Así, al descubrir esa fuente inmensa de vida sabemos que todo lo externo es simplemente el reflejo de lo que Es. El reflejo teñido de nuestras propias creencias y supe.
Volví a rezar, volví a meditar, pero esta vez para dar, para servir, para asistir porque comprendí que esa luz no nos pertenece, sólo nos habita y traspasa cuando somos capaces de dar y compartir.
La luz en la luz genera más luz. Y así ya no pedí, di.
Ya no me preocupé, resolví.
Ya no sentí la carencia, la abundancia llegó.
Ya no temí la enfermedad, la salud se instaló.
Sin buscarlo sucedió cuando fui capaz de olvidarme de mí y comencé a sentirme parte del Todo Mayor.
Pertenezco a la Gran Alma. Me reconozco autoconsciente y luego me relaciono con eso a través de otros.
Sólo el hombre tiene la capacidad de alcanzar a Dios a través de todo.