Todos tenemos un deseo en nuestro interior, una idea, un proyecto, algo que hemos acariciado internamente y está ahí esperando salir y convertirse en realidad. No importa de qué se trate, lo importante es que a nosotros nos moviliza muy fuerte y nos predispone a hacer todo lo que podamos para conseguirlo.
Para alcanzar este deseo tenemos que estar dispuestos a ponernos en marcha y esta determinación es la fuerza que impulsa lo que necesitamos hacer para lograrlo.
La determinación nace con ese deseo ferviente y es importante que lo que nos propongamos tenga que ver con lo que de verdad queremos en nuestro interior, con lo que somos internamente.
Si definimos nuestro objetivo tomando como base lo que somos en nuestro interior como fuente de poder y tenemos presente el “por qué” queremos conseguirlo, lo que deseemos alcanzar se resume en ser nuestra mejor versión de nosotros mismos, es decir que está enfocado hacia adentro. No se basa en competencias con otros, ni en comparaciones que pueden resultar frustrantes.
La determinación implica entender que en el camino aparecerán complicaciones, pero que nuestra decisión de lograrlo será siempre un poco mayor a los deseos de abandonar nuestro sueño cuando todo sea difícil.
La determinación es el fuego, la fuerza que nos impulsa a seguir adelante atravesando la dificultad que sea, y esa fuerza está dentro nuestro. La clave para que no flaquee es preguntarnos y tener presente ¿por qué queremos alcanzar esto? la respuesta a esta pregunta es nuestro propósito y ésto nos mantendrá firmes cuando las cosas se pongan difíciles.
La determinación es el impulso para dar el salto que nos transforma y nos potencia. Tiene un efecto multiplicador, porque cada logro que saboreamos por haber resistido en los momentos difíciles, por haber seguido adelante a pesar de todo, nos fortalece, nos da autoestima, hace que cada triunfo por pequeño que sea tenga un sabor único y nos invita a lograr una nueva meta.
La determinación nos hace protagonistas de nuestra vida, nos lleva a buscar los caminos, decidir a cada paso que es lo que queremos, aprender lo que sea necesario, entender que somos nosotros quienes tenemos que procurarnos todos los medios posibles para alcanzar lo que soñamos. Como expresa Anxo Pérez: “La determinación es el imán del éxito. En la vida toda circunstancia encierra algún tesoro, el cual solo pertenece a aquellos con la determinación de hallarlo”.