Un joven albañil deberá cumplir siete años de prisión por abusar sexualmente en reiteradas ocasiones, tantas que las víctimas no pudieron determinar, de dos primas a las que debía cuidar porque eran niñas, pero poco le importó, repitió los ultrajes durante varios años logrando el silencio de ellas bajo amenazas constantes.
La pena fue acordada ayer en juicio abreviado por la fiscal Correccional y de Menores 1, María Laura Álvarez y el acusado de 24 años bajo asesoramiento de la defensora oficial 2, Nélida Ana Amiel. La sentencia deberá ser homologada, como subrogante del Juzgado Correccional y de Menores 1, por el juez de Instrucción 2, Juan Manuel Monte, de la Primera Circunscripción Judicial.
La causa se inició en noviembre de 2017 en la Comisaría de la Mujer de Fátima (Unidad Regional X) cuando la madre de las menores rompió el silencio ya desesperada porque la mayor de las dos hermanas abusadas intentó quitarse la vida y los gritos de ayuda llegaron al pastor del barrio y a las docentes del colegio secundario al que concurría.
La verdad sin terceros
Los relatos de las víctimas en Cámara Gesell, según la secuencias señaladas en el acuerdo de condena al que PRIMERA EDICIÓN tuvo acceso, fueron coincidentes y describieron sin inducción de terceras personas, más de seis años de manoseos primero y luego a violaciones con acceso carnal, oral, vaginal y anal, que se sucedieron en la vivienda de la abuela de las víctimas, en su propio hogar o entre malezales próximos en el mismo barrio de Posadas, zona sur.
La progenitora reconoció que un año antes de denunciar los abusos, su hija tenía 17 años y rompió el silencio en la escuela cuando en un taller del gabinete psicológico del BOP 86 trataron temas relacionados a la violencia contra las mujeres.
La adolescente fue asistida por una psicóloga particular que le aconsejó a la madre radicar la denuncia, pero el contexto familiar no habría brindado el acompañamiento que suplicaba la víctima. Cuando se puso en riesgo extremo con un intento de suicidio, el dolor fue judicializado y el autor detenido.
En el caso de la primera víctima su calvario de abusos sexuales comenzó cuando tenía 8 años con manoseos por parte de su primo en sus genitales. Los hechos se agravaron con el correr de los años y la menor guardaba silencio porque la amenaza era tajante: “Callate o le va a pasar lo mismo a tu hermanita”. Lo dramático fue que la hermana de 13 años al momento de la denuncia, desde los 6 también fue víctima del mismo familiar y también bajo golpes y amenazas calló hasta el 2017.
El encartado ayer firmó el acta de juicio abreviado, siete años de pena de cumplimiento efectivo por “abuso sexual con acceso carnal varios hechos en concurso real y amenazas agravadas (artículo 119, párrafo 3, inciso A) y 149 bis (segundo párrafo) y por resultar un grave daño en la salud física o mental de las víctimas”.
Le correspondió este monto punitivo porque los delitos reconocidos fueron cometidos cuando él también era adolescente, un menor de edad comprendidos sus actos por la punibilidad en una escala más baja.