Desde el sábado pasado se conocen las listas de los frentes y partidos que buscarán el voto misionero, para llegar a conseguir una banca en la Cámara de Diputados de la Nación previa competencia en las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), que les exige tener al menos el 1,5% de los votos válidos en el distrito.
Más allá de los antecedentes personales, laborales y de gestión que puedan tener los postulantes (hay que incluir los judiciales también si los tuvieran), el electorado espera en las dos etapas que se vienen hasta noviembre que el debate se centre en las propuestas realistas y no en ilusiones electorales que difícilmente se vuelven realidad.
En medio de una crisis económica donde no es visible un plan para bajar la inflación, frenar la devaluación del peso, mejorar el poder adquisitivo de las familias para no caer en la pobreza y generar fuentes de trabajo, tanto en Misiones como en el resto del país se requiere de un oficialismo y oposición unidos en encontrar las soluciones a los problemas argentinos.
Más allá del discurso político electoral, muchas veces demagógico, desde los votantes habrá que poner atención en el realismo de cada propuesta. Un “ingrediente” muy necesario para creerle al candidato o al espacio político si los objetivos que invita a compartir eligiéndolo, son cumplibles.
Como en las últimas campañas, la “grieta” será protagonista entre los militantes del Gobierno y los opositores acérrimos; con la participación de quienes se ubican al medio de la polarización y buscarán ganar algún escaño en el reparto del poder.
Hay que prepararse: desde el 8 de agosto saldrán los avisos publicitarios audiovisuales a la mañana, tarde y noche sin descanso. Habrá que saber “filtrar” entre lo “potable” y el verso de cada campaña.