El tipo de cambio es una referencia que se usa en el mercado (no sólo el cambiario sino también los exportadores, inversores e importadores) para conocer el número de unidades de moneda nacional que debe pagarse para obtener una moneda extranjera; o, similarmente, el número de unidades de moneda nacional que se obtienen al vender una unidad de moneda extranjera.
La Argentina padece un sobreintervencionismo económico que hace que existan numerosos tipos de cambio: el oficial mayorista, el oficial minorista, el llamado dólar “turista” (que debe pagar el impuesto conocido como PAIS), el similar dólar “tarjeta”, el que pagan los importadores (el oficial mayorista más los aranceles), el que cobran los exportadores y los diversos otros tipos de cambio que surgen de operaciones en “el mercado”.
Entre ellos figuran los llamados “dólar bolsa”, el llamado “contado con liquidación” (surgido de operaciones de intercambio de títulos diversos en diferentes monedas, cotización que ahora a la vez se ha desdoblado porque la Comisión Nacional de Valores ha decidido hace pocos días restringir operaciones con una limitación a las empresas para operar en este mercado comprando bonos, por lo que han aparecido operaciones fuera de la formalización), además del llamado dólar “blue” (que ocurre en un intercambio informal, no legal) y otros menos considerados como los que surgen de intercambiar pesos argentinos por moneda extranjera en plazas del exterior.
La “brecha cambiaria” es la diferencia entre el tipo de cambio oficial y el resto de las cotizaciones. Y genera no pocos inconvenientes. Pueden resumirse en los siguientes diez:
1. Crea expectativas de que el tipo de cambio oficial no es sostenible, de modo que activa comportamientos especulativos y cortoplacistas.
2. Explicita inconstancias macroeconómicas (fiscal, monetaria, regulativa, cambiaria, financiera, comercial externa).
3. Obliga al BCRA a intervenir en mercados no oficiales o aun en no regulares a través de instrumentos no convencionales.
4. Desalienta exportaciones (o alienta subfacturación de ellas) que reciben en pago importes menores a los que corresponderían conforme cotizaciones cambiarias de mercado.
5. A la vez alienta importaciones (o alienta sobrefacturación o anticipación formal de ellas) que el gobierno además suele reprimir con restricciones administrativas.
6. Desalienta inversión externa (que ingresaría al país a tipo de cambio oficial).
7. Alienta la inflación porque los “formadores de precios” dolarizan por temor sus precios de venta.
8. Incentiva la dolarización de carteras por temor (ante el “ruido” se compran más dólares y eso además de impactar en el clima financiero impacta directa o indirectamente en las reservas del BCRA).
9. Alienta comportamientos cortoplacistas de empresas, consumidores e inversores que de ese modo difieren decisiones de inversión o estructurales
10. Genera problemas de reputación y credibilidad en el exterior (entidades de crédito, organismos políticos o económicos supranacionales, analistas) que generan opiniones influyentes desfavorables sobre Argentina.
El blue sigue su carrera alcista
El dólar libre cerró este martes con alza de dos pesos y se ofreció a $182 en el reducido mercado paralelo, aunque en algunas “cuevas” de la City se pactó a un precio más alto de hasta 184 pesos.
La divisa anota un incremento de 14 pesos o un 8,3% en julio. De esta forma, se cotiza ahora unos 13 pesos por debajo de su récord histórico de $195 que alcanzó el 23 de octubre del año pasado.
En el transcurso de 2021 el dólar “blue” registra una suba de 9,6%, bastante debajo de la tasa de inflación, que superó el 25%. El dólar mayorista subió solo tres centavos, a $96,34, para alcanzar un alza de 14,5% en 2021.