Dicen que Luis Alberto Pintos (75) fue el primer habitante de Nemesio Parma, un asentamiento ubicado en el otrora extremo Sudoeste de esta ciudad, ahora junto al barrio Itaembé Guazú y siempre sobre la costa del Paraná, a casi 20 kilómetros del centro capitalino.
Hace diez años, PRIMERA EDICIÓN dialogaba con el “pionero” de Parma justo sobre la calle que lleva su nombre: el principal acceso al barrio, que desandaba a diario cuando iba camino a su casa después de una larga jornada de trabajo en la chacra.
La zona -hoy un polo productivo y económico por la presencia del Parque Industrial de Posadas, la planta de separación de residuos de la Municipalidad local y el futuro Puerto capitalino- se pobló hace 25 años cuando la Entidad Binacional Yacyretá (EBY) relocalizó allí a los oleros y pescadores que sacó de las zonas costeras que fueron tapadas por las aguas de la represa.
Pero Pintos, que nació en Posadas el 10 de octubre de 1936, ya estaba afincado en Parma desde mucho antes, hace ahora más de medio siglo, cuando se jubiló del Ministerio de Ecología. En la zona -propicia para todo tipo de actividad agrícolas- había alquilado algunas hectáreas de tierra para dedicarse a la cría de pollos y, pese a la dureza de la vida en un lugar por entonces tan despoblado y apenas provisto de los servicios mínimos, eligió quedarse.
Durante su larga charla con este diario no faltaron las historias de fantasmas y la leyenda de un tesoro supuestamente enterrado en esas tierras. “Allá hay un tacuaral (dijo señalando a lo lejos) y ahí venían a escarbar buscando oro. Estoy hablando de gente que hoy pertenece a la alta sociedad posadeña, pero tengo entendido que nunca se encontró. Según sé, puede ser (que haya oro), ya que esta zona era lugar de campamento de los contrabandistas y enterraban sus botines, muchas cosas valiosas”.
Además, contó que “aquí se puede ver -no siempre- espíritus de aparecidos. Yo fui testigo de tres apariciones de una chica de ropa blanca (que dicen que es la Virgen) que anda por acá. Unos dicen que es la protectora de los pescadores y otros que custodia los tesoros que están ocultos acá. Y yo creo que ella es la dueña del agua y diosa de la prosperidad. Es una mujer que parece de carne y hueso, que siempre está vestida de blanco y que custodia el oro de Parma, además de ser protectora de los pescadores. Hay veces que si estás en el río pescando y miras a lo lejos, ella está a unos treinta metros mirándote”.
Las otras cosas que se suelen contar de Nemesio Parma, vinculadas al contrabando y el narcotráfico, no son un mito: “Siempre fue zona roja, pero es ahora nomás que cruzan esa porquería (dijo Pintos en referencia a la droga), porque siempre se pasó cigarrillo y ahora los narcos se están haciendo fuertes. Antes era el contrabando de mercaderías de Paraguay: llegaban los atados de cigarrillo y de acá se llevaba harina,
grasa, aceite”, resumió.