Todos tenemos batallas a diario y sentimos que debemos combatir todas, hemos aprendido que ser responsables es importante y muchas veces entendemos que, si algo dejamos de lado, no lo estamos siendo, nos sentimos culpables, o bien cobardes por no haber dado pelea.
Pero a veces, renunciar no es rendirse sino priorizar, reconocer nuestras limitaciones y atender aquello para lo cual somos indispensables. La renuncia a veces es la forma de elegir lo que realmente agrega valor y lo que verdaderamente nos importa.
No todas las luchas son nuestras ni todas las batallas son igual de importantes. Elegir nuestras batallas es hacer foco en lo que en realidad consideramos importante. Y está bien reconocer que somos humanos y por tanto limitados, no podemos con todas las causas, elijamos cuáles son las nuestras y dejemos las heredadas.
Cuando elegimos nuestras batallas tenemos más recursos para ganarlas porque hemos focalizado nuestra fuerza y nuestra energía, nuestro propósito está claro y el objetivo no está divido, nos permite estar en cuerpo y alma presente en lo que estamos y así poder dar nuestro mayor potencial.
Como en todas las cosas nada es fijo, todo está en permanente cambio y movimiento, por lo que pueden ir variando a lo largo del tiempo cuales son nuestras batallas y cuáles no. Entonces ¿cómo darnos cuenta de cuáles son? ¿Cómo saber si estamos eligiendo batallas o renunciando desafíos?
La respuesta a esas preguntas siempre están dentro nuestro y para encontrarlas solo debemos conectarnos con nosotros, con nuestro centro y preguntarnos ¿esto es realmente importante para mí? ¿Por qué es tan importante? Cuando estoy en esta lucha ¿qué sensaciones siento en el cuerpo?
Cuando tenemos muchas batallas es porque se han mezclado varias cosas, nuestras prioridades y las de nuestros seres queridos, la responsabilidad, el deseo de no fallarle a nadie, lo urgente con lo importante y estas preguntas cuando nos hacemos a solas, en paz, tienen todas las respuestas que estamos buscando, nos permiten enfocarnos y separar cuáles son nuestras batallas en este momento y cuáles no.
Aprender a elegir nuestras batallas es también aprender a derrotar el ego, no necesitamos demostrar nada a nadie ni solucionar el mundo, cada quien tiene su lucha y debe llevar su mochila, eso es sano y necesario porque nos permite aprender y evolucionar.
Como afirma Ruth Bader Ginsburg: “Trabaja por lo que crees, pero elige tus batallas y no quemes tus puentes”.