Los niños copian todo lo que hacen sus padres, por lo que ser un buen referente para ellos llevando una vida activa y fortaleciendo el vínculo familiar los mantendrá sanos y motivados, teniendo en cuenta que vivimos en una sociedad en donde la mala alimentación, el sedentarismo y la obesidad infantil son cada vez más frecuentes.
Estudios señalan que las actividades recreativas entre padres e hijos fomentan la disciplina, el esfuerzo y el trabajo en equipo, así como ayudar a liberar tensiones que, así como el papá tiene en el trabajo, los hijos tienen con los exámenes y las tareas escolares.
Entre los beneficios que se pueden alcanzar, la comunicación, el incremento de la creatividad, inteligencia e imaginación, el desarrollo del humor y el ingenio, el aumento de la velocidad de reacción, la liberación de la expresión emocional, la mejora en el aprendizaje junto con la memoria y el aumento en la calidad de vida, entre otras.
En la lista de posibilidades hay un sinfín de sesiones de entrenamientos divertidas y accesibles. Es importante entender que no es necesario llegar al cansancio extremo: con lograr cierta movilidad alcanza y sobra.
Además, no se requiere de elementos complejos para llevarlos a cabo: los juguetes de ellos pueden servir, las medias, las botellas de agua, rollos de papel higiénico o incluso ningún objeto.
Los chicos son inquietos y muscularmente activos. Esa es la verdadera naturaleza del ser humano, que de adultos se pierde en el acomodo a la vida moderna.
“Por lo tanto, ellos son los más sanos en ese sentido, los chicos no son sedentarios y no hay que aplacar ese espíritu. En esta experiencia, ganan todos”.
Aquí entonces muchas razones para festejar el día del padre haciendo actividad física con nuestros niños.