Según la mitología y la literatura griega, en especial las epopeyas de Homero “La Ilíada” y “La Odisea”, el 11 de junio del año 1184 antes de Cristo finalizó la Guerra de Troya, uno de los hechos más importantes del mundo antiguo.
En las leyendas, todo comenzó luego de que Paris de Troya le robara la hermosa Helena a su esposo, el Rey de Esparta, Menelao. Los enfurecidos Aqueos (griegos) reunieron a sus soldados, navegaron hacia la ciudad de Troya, donde Paris tenía a Helena, y la destruyeron.
En cuanto a la fecha del 11 de junio de 1.184 a.C., se basa en los cálculos de Eratóstenes, un famoso erudito griego del siglo III antes de Cristo. Se consideraba que fue la primera persona en calcular la circunferencia de la Tierra, la distancia que existe entre la Tierra y el Sol, la utilización del año bisiesto y la práctica de la cronología científica.
Mediante esta última intentó arreglar las fechas de todo tipo de hechos históricos importantes, comenzando por la Caída de Troya.
Ahora bien: ¿hubo realmente una Guerra de Troya? No cabe duda de que muchos de los atributos que Homero da a los personajes de sus poemas, así como las intervenciones místicas que se narran en la obra, son totalmente irreales, pero otras, como el conflicto en si mismo, así como algunos de los personajes y los lugares aparecidos, podrían ser verdad.
Eso sí: algunos estudiosos afirman que cabe la posibilidad de que los sucesos relatados no se debiesen a un solo conflicto, sino que compilasen y mitificasen varios hechos.
Nueve ciudades
En 1870, el aventurero alemán Heinrich Schliemann inició una excavación a través de la cual encontró lo que en un primer momento se creyó Troya y actualmente se llama Hisarlik. El lugar contiene nueve ciudades construidas una sobre otra, con una ciudadela interior con los barrios en sus alrededores y un alto muro que protege todo.
Para Schliemann, unas joyas encontradas en la segunda ciudad podrían pertenecer a Helena, pero los datos cronológicos no coinciden con la época descrita por Homero. La sexta ciudad, por su lado, sí que coincide en el tiempo con la Ilíada, pero esta no parece haber sido destruida por un enfrentamiento bélico sino por un terremoto
Los arqueólogos de nuestros días opinan que posiblemente la sexta y la séptima sean las ciudades que puedan ser las Troyas de Homero.
Otra cuestión puede haber sido que Homero utilizase las palabras como metáforas y el mundo moderno haya tomado estas al pie de la letra.
En la Ilíada, los griegos conseguían penetrar en la ciudad amurallada gracias a la introducción de un comando dentro de un gran caballo de madera, y cuando los troyanos dormían, los soldados salieron para abrir las puertas de la ciudad, logrando así la victoria griega.
El caballo, en el mundo griego era el símbolo de Poseidón, el dios del mar y los terremotos, con lo que la gran figura de madera que asolaba la ciudad podría haber sido simplemente una metáfora de un movimiento sísmico que destrozó la ciudad.
La séptima ciudad, por su parte si presenta muestras de haber sido el escenario de una batalla, y a la vez coincide con las fechas aproximadas en las que se supone que se desarrolló la epopeya con lo que posiblemente Homero se tomase licencias poéticas y con ellas habría unido la dos ciudades, mezclándolas en la Ilíada.
Hisarlik
Durante la edad de bronce tardía, Hisarlik debió de ser un cruce de caminos con una importancia estratégica y comercial muy alta. Los impuestos de los barcos que querían pasar por allí para poder acceder a las rutas de comercio habrían de ser una fuente de ingresos sustancial, además de toda la industria subsidiaria desarrollada para abastecer a los barcos y marineros que pasaban por allí.
Las alianzas entre pueblos y las rutas comerciales de la época hacían que el mediterráneo oriental fuese un polvorín en la época, con lo que existen diversas teorías sobre el enfrentamiento en Troya, y algunas apuntan a que no tendrían por qué ser los griegos quienes se aliasen para atacar estas tierras.
Otras pesquisas apuntan a que el rapto de Helena no fue más que una bonita forma de adornar una guerra a la cual le darían todos los tintes épicos y mitológicos que pudiesen caber en ella, haciendo un relato romántico de un gran enfrentamiento.
Fuente: National Geographic