En el marco del Cuarto Encuentro Latinoamericano de Estudios Transfronterizos realizado la semana pasada mediante la plataforma virtual de YouTube, con la conferencia “Juventudes y Medios de Vida”, se dieron a conocer algunos hallazgos del impacto del COVID-19 en los jóvenes que residen en ciudades limítrofes.
El estudio fue realizado por el experto y consultor del proyecto, Fabricio Vázquez, quien junto a su equipo de investigación indagó la problemática en Posadas-Encarnación (Argentina y Paraguay); Concordia-Salto (Argentina-Uruguay), Ciudad del Este-Foz de Iguazú (Paraguay-Brasil) y otras dos ciudades brasileñas: Foz de Iguazú y Santana do Livramento.
Después de la conferencia Vázquez dialogó con PRIMERA EDICIÓN para detenerse en parte de sus hallazgo, a fin de explicar cómo impactó el COVID-19 en los medios de vida de la población analizada.
¿Los efectos de la pandemia fueron más marcados en las poblaciones que habitan en ciudades de frontera?
A la fecha ya estamos acostumbrándonos a hablar del impacto de la pandemia principalmente en el sector económico y en el empleo; sin embargo, los jóvenes son los que tienen mayor participación en esos sectores. De ahí que podamos decir que la pandemia golpeó y mucho a los jóvenes que viven en ciudades de frontera, ya que es donde se ven mucho más marcadas las condiciones informales de empleo. Con esa premisa, los jóvenes que se encontraban trabajando en una situación de informalidad fueron los afectados con una intensidad aún mayor.
En todas las ciudades donde realizamos el estudio vimos como mayor impacto, la pérdida del empleo. Principalmente en aquellos que se empezaban a insertar en el mercado laboral y la pandemia llevó a que todo esto se fragilice. Es decir, si estaban trabajando como informales, la situación de vulnerabilidad fue mucho mayor.
Otro impacto altísimo que se pudo identificar sobre los medios de vida, es decir, sobre la capacidad productiva, fue la cuestión social y psicológico del encierro. Fue algo que salió mucho durante las entrevistas, incluso sin que sea consultado. Nos hablaban de eso permanentemente.
Para entender ese impacto, ¿se tuvo en cuenta los diferentes esquemas de protección social de los países que integran el MERCOSUR?
Sí, porque en cierta forma limitaron la caída. Fueron una suerte de colchón, pero básicamente en países con este tipo de programas: Argentina, Brasil y Uruguay; que en principio tienen seguro de desempleo y donde sus gobiernos también activaron otros planes para su población y dentro de los cuáles se beneficiaron los jóvenes.
Sin embargo, ello no impidió que quienes ya estaban en una situación laboral frágil se vulneren aún más. Es decir, podemos decir la pandemia dejó aún más indefensos los medios de vida y sistemas sociales de los jóvenes vulnerables.
¿Qué pasó con quienes no trabajaban sino que estudiaban?
En este caso la transición a la virtualidad no fue fácil, y sobre todo no fue económica ni accesible. Si nos ponemos a pensar en los jóvenes de escasos recursos también hubo una cuestión de fragilidad que apareció. Si algunos de ellos ya tenían un dispositivo, entonces mucho problema no hubo, pero quienes no lo tenían debían conseguirlo.
Eso por un lado y, por otro, los paquetes de Internet que tampoco estuvieron a valor accesible para las familias, de ahí que podemos decir que la pandemia también afectó significativamente a los procesos educativos.
Si nos ponemos un poco críticos, ¿cómo se va a ver esta suerte de alteración del aprendizaje que trajo consigo la pandemia en los procesos productivos a mediano plazo?
Podemos estimar que los efectos van a ser limitados y se va a recuperar el tiempo perdido, hablando de la adquisición de conocimientos, habilidades y destrezas específicas para el trabajo. No obstante, el estudio busca ver e interpretar la cicatriz de la pandemia en los jóvenes y lo queremos medir en nuevas investigaciones. Lo que pudimos observar ahora es que, todos estos elementos, que ahora son más relevantes, ya sabíamos que existían, pero ahora la pandemia los ha dejando al desnudo.