Los médicos de la primera línea de atención contra el COVID-19 en países como Chad, Tanzania o Burkina Faso no están vacunados.
En Chad, un país en el centro de África que tiene cerca de un tercio de su territorio en el desierto del Sahara, se reportaron 173 muertes desde el comienzo de la pandemia, pero los oficiales de salud en este país admiten que el subregistro es significativo.
Las pocas capacidades de rastreo de los contagios y la falta de medidas para aislar o tratar los contagios impiden hacer un seguimiento sobre la magnitud del virus en estos países.
Epidemiólogos y expertos alertan que en estos países sin control el virus podría mutar, convertirse en una enfermedad más dañina o hacerse inmune al efecto de las vacunas disponibles.
Según Gian Gandhi, coordinador de la División de Suministro de la alianza COVAX para UNICEF, “todos deberíamos estar preocupados acerca de cualquier falta de cobertura en cualquier lugar del mundo”.
Ghandi se une al llamado de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para que los países más ricos donen dosis a los países que siguen esperando el primer lote de vacunas.
“Los retrasos y la escasez de vacunas están llevando a los países africanos a retrasarse aún más que el resto del mundo en la administración de vacunas contra el COVID-19 y el continente ahora representa sólo el 1% del total de vacunas administradas en todo el mundo”, alertó el 6 de mayo la OMS.
Burkina Faso y Chad, desigualdad inexplicable
Mientras Estados Unidos inicia el proceso para vacunar a los jóvenes mayores de 12 años, la médica Oumaima Djarma en Djamena, capital de Chad, atiende a pacientes con COVID-19 sin saber cuándo recibirá su primera dosis.
“Cuando escucho, por ejemplo, que en algunos países han terminado con el personal médico y con los mayores, y que ahora están vacunando otras categorías, honestamente, me entristece”, dice la doctora de 33 años.
“Les pido si pueden proveernos con esas vacunas para al menos proteger a los trabajadores de la salud”.
En el hospital provincial Farcha, Djarma y sus colegas cuentan con el respaldo de Médicos Sin Fronteras, que ha facilitado tanques de oxígeno, y tienen 13 respiradores artificiales a su disposición.
Más al occidente del continente, los trabajadores de la salud de Burkina Faso desconocen por qué su gobierno no negoció vacunas.
“Nos habría gustado tenerlas como cualquier otro colega en el mundo”, dice Chivanot Afavi, una supervisora de enfermeras que hasta hace poco trabajó en la primera línea de atención a la pandemia.
“Nadie sabe ciertamente lo que esta enfermedad nos hará en el futuro”, añade Afavi.
Burundi, Eritrea y Tanzania están en la misma situación que Chad y Burkina Faso. En otros países del continente donde ya recibieron los primeros lotes de vacunas la situación no es más alentadora.
Según las cifras de la plataforma Our World in Data, países como Benín, Sudán del Sur, República Centroafricana, la República Democrática del Congo o Magadascar, menos del 0,1% de sus respectivas poblaciones accedió a al menos una dosis de la vacuna.
Hay otros países sobre los que la OMS o plataformas como Our World in Data no tienen información. Pero se estima que por su capacidad, o sus aliados, han accedido a las vacunas. Entre estos está China, Arabia Saudita o Corea del Norte.
La situación en India lo complicó todo
Con el epicentro de la pandemia en India, el suministro de vacunas a muchos países pobres se hace más difícil.
A finales de marzo, el Instituto Serum de la India, uno de los principales fabricantes de las dosis de AstraZeneca, anunció que debido a la demanda interna, suspendería las exportaciones de vacunas.
“Ahora con la escasez global de vacunas, derivadas en particular por el aumento de casos en India y subsecuentemente el secuestro del Gobierno indio de las dosis de los fabricantes allá, Burkina Faso se arriesga a una demora aún mayor para recibir las dosis que les habían programado”, explicó a AP Donald Brooks, CEO de un grupo estadounidense a cargo de la respuesta contra el COVID-19 conocido como Initiative: Eau.
Eficaces sí, pero aún no alcanzan
Las vacunas actualmente disponibles y aprobadas son hasta el momento eficaces contra “todas las variantes del virus”, aseguró este jueves la Organización Mundial de la Salud (OMS), que pidió sin embargo continuar actuando con “prudencia” ante el COVID-19.
Sin embargo, Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, volvió expresar sus inquietudes sobre la enorme desigualdad en la distribución de las dosis.
“En enero hablé acerca del potencial de que se desplegara una catástrofe moral”, dijo Ghebreyesus en una rueda de prensa la semana pasada, “desafortunadamente ahora estamos evidenciando cómo se desarrolla. En un puñado de países ricos, que compraron la mayoría de los suministros de vacunas, los grupos de menor riesgo están siendo vacunados. Entiendo el porqué algunos países quieren vacunar a sus niños y adolescentes, pero en este momento, los insto a que reconsideren y en vez de esto, donen vacunas al mecanismo COVAX”.
Fuente: Medios y agencias digitales.