Ella es Cristina Leites, una apasionada por la escritura. Hoy nos comparte su manera de vivir, pues se mantiene fantástica y siempre de buen humor. ¿Cómo hace? ¿Qué actividades realiza? Desde acá, la idea es tomar algo que nos resuene y probar aplicarlo a nuestra vida, así vamos reconstruyéndonos para ser más felices.
En diálogo con SextoSentido Cristina dice que su vida “es simple, soy una persona muy espiritual y de muchas meditaciones en oraciones. Me levanto muy temprano, tomo un desayuno cotidiano, pero antes siempre agradezco a Dios y pido perdón si lastimé a alguien y no lo sé”.
“Luego voy a mis caminatas a la costanera, cerca de mi casa y tengo por costumbre mirar al río, hablarle y decirle que lleve todo lo negativo que puedo tener. Al volver miro fijamente al sol y pido: ‘entra en mi cuerpo, sana mi interior, que sea altamente positivo para ser mi día feliz’. Son mensajes de meditación”.
Ya durante el día se dedica a lo que más le gusta: escribir. “Recibo pedidos de sanación de algunas personas que necesitan, me pongo en contacto con amigas que me ayudan y paso el pedido también a un grupo de Santa Fe que recibe la Sra. Angélica, y al ella me envía los que recibe de allá. Hacemos intercambio de pedidos de oración para sanación porque no cuesta nada detenerte un ratito y rezar por los que necesitan”.
Otra cosa que remarca es que ella nunca está sola porque “tengo muchos amigos que me rodean”.
Ella también lo padeció
En sus palabras: “como todos estamos viviendo cada día con noticias de esta cruel pandemia, a pesar de los cuidados, un día mi cuerpo me decía que algo me pasaba. Me encontré que me había llegado a mí. Sólo deseo contar mi experiencia vivida, que gracias a Dios y a mi fuerza espiritual hoy la puedo contar.
“Te deja indefensa, angustiada por la fiebre e intensos dolores durante largos días. Y es cierto que en esos momentos conocemos la verdadera solidaridad de la gente.
“Al estar aislada me han acompañado a través de la comunicación por Internet tan necesaria en estos tiempos, como también extendieron sus manos haciéndome llegar de todo, hasta un plato de comida porque no podía levantarme.
“Sabía que no estaba sola, afuera estaban ellos. Hasta que un día pude salir nuevamente a la vida recuperándome de a poco. Pero jamás olvidaré el amor de mi familia, parientes, amigos de cerca y de lejos, vecinos solidarios.
¡Gracias a Dios y a todos ellos hoy puedo seguir adelante!”