Hace exactamente 408 años, el 20 de mayo de 1616, el Gobernador de Buenos Aires, José Hernandarias, dictó un bando que prohibía el mate. Aparentemente, la medida surgió a consecuencia de que los españoles se excedían en su consumo.
Cabe recordar que el mate ya existía entre las costumbres de los guaraníes antes de que llegasen los colonizadores. La yerba mate era llamada “caá” en guaraní, y la utilizaban también en forma de polvo en ceremonias religiosas.
Mientras los indígenas tomaban mate como una costumbre más, los españoles se volvieron adictos, y -según cuentan las crónicas de la época- por tomarse unos “amargos” descuidaban sus actividades.
“Un vicio abominable”, catalogó a esta costumbre un funcionario de la Corona española en una misiva al Rey. “Es una vergüenza que mientras los indios lo toman una vez al día, los españoles lo hacen a toda hora”.
Para las autoridades religiosas, era un “vicio satánico”, capaz de destruir al género humano, e intentaron prohibir su consumo y cultivo.
Todos estos antecedentes ayudaron a Hernandarias a decidir la supresión de la yerba, y estableció en aquel decreto que era un grave delito comprarla y venderla.
No contento con eso, mandó a la fuerza pública a secuestrar toda la yerba que había en la ciudad y la quemó en la Plaza Mayor.