Los alegatos de ayer en el Tribunal Penal de Oberá marcaron la crudeza y agonía que sufrieron Olivia Márquez (46) y Sandro Leiva (39), antes de ser ultimados por el policía Víctor Duglokinski (33) y su cuñado Leandro Bublitz (39). Ambos fueron condenados a prisión perpetua por el doble asesinato. El tercer supuesto involucrado, Pablo Duglokinski aún no fue juzgado.
La sexta audiencia por el doble crimen del 28 de marzo de 2017 en Puerto Rosario, jurisdicción de Florentino Ameghino tenía cuatro testigos y los detalles más relevantes fueron los que proporcionaron dos efectivos de la Brigada de investigaciones y Criminalística de la URII al momento del hecho.
Carlos Lentini, de Investigaciones, recordó que había hablado con Daiana Mouls, hija de Olivia, respecto a la desaparición de su madre y su padrastro. Había indicios que mostraban que podía haberles sucedido algo.
Por ejemplo que en la vivienda había quedado ropa lista para lavar, que estaban cocinando un pollo, el cual quedó a medio hacer y lo halló abandonado y ya pudriéndose, como así también que los dos cascos habían quedado en la casa, como que habían salido con la moto para no ir muy lejos. Eso le pareció muy extraño.
El efectivo recordó que en el contexto de la investigación ya se habían enterado que Gendarmería había retenido un Chevrolet Aveo con tres ocupantes (los hermanos Duglokinski y Bublitz) que trasladaban una moto en el baúl que coincidía con la que usaban las víctimas y también el número de patente aportado por la hija de Márquez.
Relató que cuando las sospechas recayeron sobre Víctor Duglokinski fueron a buscarlo a su lugar de servicio pero no lo hallaron. Cuando las versiones apuntaron también a Leandro Bublitz, el efectivo dijo que fue personalmente, vestido de civil hasta la vivienda. El hombre lo atendió por la ventana y lo vio muy nervioso. En ese contexto lo trasladaron a la sede de Investigaciones de la UR-II y le comunicaron el motivo de su detención. Ese acto coincidió con el hallazgo de los cuerpos ese mismo día.
Tras dirigirse a la chacra de los Duglokinski en Puerto Rosario, notó que la misma estaba abandonada desde hacía varios días. Ya con la orden de allanamiento, había entrado con una comisión policial a la propiedad y notaron un ombú podado (cuyos gajos tapaban la fosa) además de un olor nauseabundo.
Tras el desenterramiento de los cuerpos le llamó la atención los rostros, que estaban negros como si hubieran sido golpeados. Indicó que en el mismo cerro habían hallado una escopeta.
Respecto a la detención de Víctor Duglokinski, comentó que se había emitido un radiograma de ubicación y detención y posteriormente le avisaron que fue detenido en Brasil puesto que había ingresado de forma ilegal al país.
Por último brindó testimonio el efectivo Marcelo Maslowski. Relató haberse dirigido a una inspección ocular a la chacra de los Duglokinski. En la cúspide del cerro empinado hallaron restos de troncos, gajos y se notaba la tierra removida en la que a medida que la sacaban encontraban chala y marlo.
Extracción de los cuerpos
Respecto a esta situación, el uniformado recordó que el primer cuerpo que extrajeron fue el de una femenina (Márquez). La fosa tenía un metro de ancho por 1,70 de largo. El primer cuerpo estaba a no más de 30 centímetros de profundidad. Abajo estaba el cuerpo robusto de un masculino (Leiva). Esos detalles también calaron hondo en el ambiente, sobre todo en familiares.
Recordó también que en el patio hallaron gotas de sangre. Luego, en el galpón un carro de dos ejes, y cerca de el, chala y marlo. (En este punto la investigación determinó que cargaron los cadáveres al carro para llevarlos hacia el cerro).
Alegatos de la defensa
Luciano Luna, defensor de Leandro Bublitz señaló que su defendido no participó del crimen, solamente se encargó de colaborar en la desaparición de la motocicleta de la pareja. Por ello solicitó una condena de cuatro años de prisión por “encubrimiento”.
En tanto José Reyes, defensa de Víctor Duglokinski, pidió la “absolución por el beneficio de la duda”. Argumentó que los gendarmes no labraron ningún acta cuando los interceptaron en la ruta con la motocicleta.
Además el letrado consideró que su defendido era una persona de buena conducta, tanto en el plano personal como profesional. Según él, no encontraron sus huellas en el arma y tampoco se consiguió ninguna pericia telefónica que indicara que él llamó a las víctimas para masacrarlas.
“Hubo mucho sufrimiento”
La querella, representada por Juan Szymczak, con mucha emoción porque conocía a las víctimas, solicitó la reclusión perpetua para los imputados.
Expresó que Olivia Márquez tuvo una enorme agonía antes que fuera ultimada de un disparo en la nuca, en el ataque perpetrado por sus dos sobrinos y otro de sus parientes. Asimismo, el mismo sufrimiento fue el que le propinaron a Sandro Leiva, víctimas que no esperaban esa agresión.
A su turno, Estela Salguero, fiscal ante el tribunal también resaltó que la pareja fue sometida a mucho sufrimiento, con golpes, atados y finalmente arrodillados y ejecutados con disparos en la nuca. Pidió la prisión perpetua.
Después de las 13.30 los magistrados Francisco Aguirre, José Pablo Rivero y Orlando Moreira, resolvieron condenar a Víctor Duglokinski y Leandro Bublitz, a la pena de “prisión perpetua”, al hallarlos responsables como “coautores” del delito de “doble homicidio calificado por haber sido cometido con ensañamiento alevosía y con el concurso premeditado de dos o más personas”.
En el fallo, los jueces también ordenaron que todo lo actuado en el debate sea remitido al juzgado de instrucción correspondiente, para que prosiga la investigación respecto a la participación en el hecho de Pablo Duglokinski, alias Oscar Dos Santos y/o Joao Paulo, quien actualmente está detenido en Brasil a la espera de su extradición para ser juzgado en la tierra colorada por el hecho que ya tiene condenado a su hermano y a un familiar.
“Estoy en paz y ellos también”
En diálogo con PRIMERA EDICIÓN, visiblemente emocionada, Daiana Mouls, la hija de Olivia Márquez se mostró conforme con la sentencia.
“Costó, fuimos pocos pero acá estamos. Pasó lo que yo esperaba, se hizo justicia y de lo contrario hubiera sido una gran frustración porque pudimos escuchar todo lo que le hicieron. Nadie tiene el derecho de matar y menos de esa manera. Estoy totalmente en paz y ellos también. Todavía nos falta uno pero el primer paso ya lo dimos. Agradezco a los jueces que dictaron una sentencia justa”, cerró.