En Corpus se sigue cuestionando la contaminación ambiental que genera el humo de los hornos de carbón que hay en la zona. El reclamo para que se tomen medidas ya lleva un tiempo, pero todavía no hay respuestas favorables para quienes se ven afectados por esta situación.
Quienes viven en cercanías de los hornos aseguran que a sus casas llegan animales que tratan de refugiarse del intenso humo.
PRIMERA EDICIÓN charló con Julio Markiewicz, quien es concejal de la localidad, pero también damnificado. “En una chacra que es propiedad de la familia estamos montando un emprendimiento turístico y nos vemos afectados por el humo de los hornos de carbón”, indicó. Según detalló estos se encuentran a unos 500 o 600 metros del domicilio.
A la vez, comentó que se llevaron adelante varias acciones el año pasado a través del Concejo Deliberante de Corpus.
Recordó que presentó un escrito como afectado, a través del cual solicitaba “se genere una resolución y como medida paliativa que todos los hornos de carbón del municipio que se cambien de ubicación y como mínimo que estén a 3.000 metros del centro urbano o de cualquier vivienda”.
“Debemos buscar un equilibrio entre el derecho a trabajar de los productores de carbón y el derecho a la salud de los habitantes que moran cerca de los hornos. Hago un fuerte llamado a la reflexión de los concejales, ya que el primer derecho a ser protegido y que tiene absoluta preeminencia sobre cualquier otro es el de la vida y la salud de las personas. Es sabido que por el tipo de combustión que se utiliza en el proceso de fabricación de carbón de leña, el humo resultante es extremadamente tóxico, con el agravante de que tiende a acumularse al ras del suelo, potenciando aún más los efectos perjudiciales sobre la salud, efectos negativos que se manifiestan en forma inmediata con mareos, náuseas, ardor en los ojos y dificultad para respirar”, se exponía en la nota. El edil sostuvo que el día que se trate esto en el recinto no emitirá voto.
“Cuando están quemando el humo es constante porque tiene un período de cinco o seis días que se realiza la quema y ese humo es tóxico y se vuelve irrespirable”, apuntó Markiewicz.
Comentó que “los que habitan en nuestra chacra tuvieron que ir al hospital y presentan problemas respiratorios. Hay que tener en cuenta que el humo se filtra por las rendijas por más que la casa esté cerrada”.
Asimismo, Markiewicz afirmó que “no estoy en contra del trabajo del carbonero, pero primero está la salud”.
En cuanto a las posibles normativas, expuso que “no hay normativa que establezca la distancia a la que debe estar un horno y, al parecer eso es responsabilidad de los municipios. Aunque para instalar un horno de carbón quien debe dar la autorización es el Ministerio del Agro y Ecología para la utilización de la madera”.