Cuando comenzó la pandemia, en marzo del año pasado, la diferenciación entre sectores estaba bien clara: los esenciales y los que no lo eran. Mientras las ventas en los supermercados crecían a niveles que hacía tiempo no registraban, la mayoría de las actividades económicas estaban completamente paralizadas. Esa fue una primera diferenciación sectorial.
Luego, con el correr de los meses y a medida que se fueron flexibilizando los controles, comenzó tímidamente la recuperación económica, pero lo hizo a dos velocidades: sectores como la industria y la construcción que reaccionaron de forma rápida; y otros sectores vinculados con los servicios que lo hicieron a otro ritmo y que, en algunos casos, ni siquiera pudieron abrir hasta fin de año, como fue el caso de los cines.
Cuando ya hasta los rubros más afectados volvían a asomar la cabeza de abajo del agua, irrumpió en la Argentina la tan temida segunda ola, que ya había dado señales de vida en Europa, meses atrás, y más recientemente en muchos de los países de la región. Entonces volvieron las restricciones.
Si bien los anuncios de la semana pasada son por ahora leves y no tendrán -si no hay mayores cierres- mayor impacto en el PBI, afecta a los que ya venían más golpeados del 2020: la gastronomía, la recreación, los servicios personales, el turismo (por la imposibilidad de realizar viajes de egresados). Rigen, por ahora, hasta fin de abril, pero ya desde los propios sectores advirtieron que estas medidas terminarán de quebrar a varios empresarios que todavía están pagando las deudas contraídas el año pasado. Esta segunda ola amplía aún más la brecha ya existente entre los distintos sectores de la economía.
“Se está viendo una recuperación desigual. Las actividades se han ido prendiendo a grados y velocidades distintas. Primero el año pasado entre lo esencial y lo no esencial, y luego entre la producción de bienes y los servicios. Este año se tendía a una normalización, pero con las nuevas restricciones ese proceso de convergencia se ralentiza”, precisó ante la consulta de Infobae el responsable de inteligencia sectorial de Abeceb, Javier Cao.
Los sectores que vienen traccionando la recuperación económica son la construcción, el rubro automotriz y los electrodomésticos, aunque este año el furor se aplacó frente a una menor brecha cambiaria y al hecho de que ya la gente no está en sus hogares como en 2020.
También ayudaron los planes de financiamiento, como el Ahora 12 y 18, que ayudaron a impulsar el consumo de estos sectores. Parte del dinero que hasta la cuarentena se consumía en otros servicios (turismo, restaurantes, recreación, servicios personales) se trasladó al consumo de bienes.
Según el economista, hay una oportunidad de consumo de estos bienes y tampoco hay tantas opciones de gasto adicionales a eso. “Antes había familias que viajaban, al exterior o por la Argentina, y eso se frenó bastante. Hoy arreglan la casa o cambian el auto”, dijo.
Este año, con una mayor normalización y sin segunda ola, algunos sectores mostrarían un mayor crecimiento por la bajísima base de comparación del 2020, pero se trata claramente de una recuperación. Sólo algunos que podrían superar -si no los afectan nuevos cierres- los niveles que tenían en 2019, “pero la Argentina lleva varios años de caída de los ingresos reales y eso se siente. Si se comparan los números actuales contra los niveles de venta de los años de bonanza, como 2017, todos los sectores muestran caída”, explicó Cao.
Lo que sucederá este año a partir de la segunda ola de contagios de COVID-19 y de la necesidad del Gobierno de imponer nuevas restricciones a la circulación y a ciertas actividades es que la industria y la construcción afrontarán un 2021 mucho mejor que el sector servicios. A su vez, dentro de industria, el dinamismo que en 2020 estuvo empujado por los sectores esenciales, este año tendrá más que ver con los bienes durables, de acuerdo al análisis de Abeceb.
Si bien el 70% del PBI se compone de servicios, a los que peor le fue -y los que siguen amenazados este año- son a los personales, que dentro del Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) se incluyen dentro de “otras actividades de servicios comunitarias, sociales y personales” y que tienen un peso dentro del producto de apenas 2,1%. Si a eso se le agregan el rubro “hoteles y restaurantes”, que tiene una incidencia del 1,1%, y parte de transporte, el peso en el PBI rondaría el 5%, una cifra baja que casi no afectaría las estimaciones de crecimiento previstas para este año. Si el escenario epidemiológico se agrava y las restricciones aumentan, el impacto sobre la economía claramente sería mayor.
“Son sectores que no tienen un peso tan significativo en el producto, pero te hacen más divergente la recuperación. Le volvés a pegar al sector que peor venía”, remarcó Cao, quien agregó que la consultora por ahora mantiene la proyección de 6,5% de crecimiento para este año -que se corresponde con un escenario de restricciones laxas por un período de tiempo moderado-, pero si hubiera más cierres producto de un agravamiento de la pandemia, Abeceb prevé que el repunte podría ubicarse en 4,5%.
De acuerdo con un reciente informe de Consultatio, “el impacto en la actividad podría no ser dramático, pero sí costar entre 0,5 y 1,5 puntos de crecimiento”.
“Confirma lo que se preveía”
El economista sectorial de Ecolatina, Santiago Manoukian, coincidió en que la crisis afectó a los sectores de forma muy heterogénea y la recuperación comenzó a darse a distintas velocidades, situación que todavía se sostiene en lo que va del 2021. “Algunas ramas terminaron el año pasado superando incluso los niveles de la prepandemia, como es el caso de la construcción. En enero, estaba ya 30% arriba del nivel de enero/febrero de 2020. Pero a la cola de esa recuperación quedaron los sectores más críticos (turismo, gastronomía, entretenimiento, cultura y servicios personales), que siguen operando, aún antes de estas nuevas restricciones, por debajo de los niveles prepandemia”, afirmó el analista.
Manoukian recordó que desde la consultora ya venían planteando que la recuperación de estos servicios no se lograría hasta fines de 2022, por lo tanto, “lo que vienen a hacer estas nuevas restricciones es a confirmar aún más eso”.
En cuanto al impacto que podrían tener estas restricciones en el PBI, el economista planteó, al igual que sus colegas, que entre hoteles y restaurantes y otros servicios, que tiene adentro servicios personales, representan el 4% del producto, por lo que “es poco lo que podría impactar desde el lado de la oferta”. En cuanto a los sectores que están traccionando, la industria es uno de ellos y ya se encuentra 4,5% por encima de los niveles previos a marzo de 2020.