Andrea Noemí Montenegro vive en La Plata. Y desde hace muchos años convive día a día con el dolor. A raíz de una lesión, hernia de disco, y varias complicaciones, ella ahora padece de fibromialgia, una afección llamada del “dolor invisible”, donde literalmente describen como un “dolor de los pies a la cabeza”. Sin embargo si hay ejemplo de mujer luchadora no cabe dudas de que esa es Andrea.
Las terapias de Andrea consisten en radiofrecuencias, bloqueos para el dolor, analgésicos, momentos de pintura y amor de la familia. Esposa, madre y abuela, el amor la mantiene en pie, y la pintura le permite transportarse a mundos maravillosos donde todo es color de rosas y nada duele.
Por su discapacidad ya no puede trabajar, pero de ninguna manera eso representaría un obstáculo para ella. Desde su casa en tiempos de pandemia pudo reencontrarse con el arte, dedicarle tiempo, y hacer de esa pasión un emprendimiento. Es así que cada obra que realiza la pone a la venta, y como es dueña de un talento increíble, obviamente no le falta compradores.
Su pasión por el arte comenzó desde niña, recuerda que su mami la apoyaba y le acompañaba a ferias de arte donde ella podía tomar algunos cursos. Sin embargo su vida dio un vuelco rotundo, se casó a los 16, formó su familia, trabajó siempre.
La vida a veces es un poco extraña, a pesar de todo lo que Andrea padece en cuanto a dolor físico, tiene el alma regocijada, cargado de pasión por el arte, y un tiempo para dedicarse a ello.
Algunos podrían pensar que es un precio muy alto el que debe pagar para contar con ese tiempo para pintar, sin embargo yo lo veo como un don preciado, un regalo del cielo, el talento necesario para desplegar en momentos angustiantes. En definitiva la terapia más placentera y barata del mundo.