Hoy es un día de fiesta para Villa Urquiza. Hay comparsa en la avenida Cabred. Es que el Club Deportivo Jorge Gibson Brown cumple 105 años de vida, marcados por una rica historia institucional siempre ligada al fútbol.
Por eso, EL DEPOR reunió a seis figuras que supieron vestir la camiseta verdirroja para que cuenten sus anécdotas y pidan un deseo mientras soplan las velitas.
Juan Ángel Giménez, Jorge Raúl “Chingolo” Alegre, Edén “Buby” Fernández, Rubén “Fafi” Díaz, Aníbal “Choclo” Silva y Luis Márquez dijeron presente y contaron sus mejores vivencias en la avenida Cabred, sin olvidar a referentes históricos del club que ya no están.
“Esto también es un homenaje para Huguito Ortega, Mario Pasalagua y otros tantos que ya no están”, coincidieron todos.
Como en su época de jugador, abre la cancha Juan Ángel Giménez (72), habilidoso volante que jugó en Brown entre 1966 y 1976. Aunque lo siguiente no tenga que ver con el Verdirrojo, no está de más decirlo: Giménez jugó en las épocas doradas de Mitre y Guaraní, donde le hizo goles a Boca Juniors, el San Lorenzo invicto del 72 e Inter de Porto Alegre, entre otros.
“En Brown jugué alrededor de diez años y, lo que más recuerdo de esa época, son las tribunas llenas y la gente haciendo cola para entrar a la cancha. Ese es un recuerdo espectacular, teníamos muchos hinchas. Hoy cierro los ojos y es como que me transportara nuevamente en el tiempo hacia aquellos días”, sintetiza el crack.
Emocionado, Giménez cierra los ojos y le desea progreso al club del que se siente hincha. “Ojalá los chicos siempre tengan un lugar donde equiparse, donde ducharse. Esta cancha de hoy era un lujo para nosotros, que jugábamos casi sin pasto, pero así y todo salían lindos partidos”, rememora.
A su lado asiente Jorge Alegre (68), otro hincha fanático de Brown que se dio el gusto de jugar en el club, aunque tras una historia muy particular que él mismo cuenta. Es que la historia de “Chingolo” arrancó con una suerte de traición involuntaria al club de sus amores, pero tuvo un final feliz.
El habilidoso volante tenía 14 años y entrenaba en las inferiores de Brown cuando, una noche de martes, la Liga Posadeña resolvió crear la Sexta División, de manera de sumar a los más chicos a la competencia oficial.
“Al otro día, el miércoles a las 8, apareció una camioneta Ford 100 roja en casa de mi abuela, en Villa Urquiza. Era Pichón Lima, dirigente de Huracán, que era amigo de mi papá y ya había arreglado para que juegue en Huracán. De ahí mismo me llevó en la F-100 a la Liga a firmar”, recuerda Alegre con una sonrisa.
“Cuando volvía al barrio, no sabía cómo hacer. Al Brown entraba por atrás, me querían matar. Pero mi corazón siempre fue de Brown y, a los 21 años, volví al club y cumplí mi sueño de jugar acá”, cuenta “Chingolo”.
¿Cómo se dio la vuelta del hijo pródigo? “Regresé en el 75 tras un trueque con José Encina. Para mí, fue una sorpresa y la alegría de mi vida, porque desde que tenía 8 años que ya andaba acá corriendo por las tribunas del club. Fue una paradoja del destino”, sintetizó “Chingolo”, que le desea lo mejor al Verdirrojo de la avenida Cabred.
No son pocos quienes jugaron largo tiempo en Brown, pero quizás sea uno de los de mayor cantidad de presencias. Es que el marcador de punta Luis Ignacio Márquez (56) arrancó en 1984 y se retiró cerca del 2000. “Lo que más me queda es el compañerismo dentro y fuera de la cancha. Acá se forjaron amistades que perduran para siempre”, agrega.
Como principal anécdota, Márquez recuerda la campaña del 93, cuando Brown salió campeón de la B y recuperó su lugar en Primera. “Nuestro técnico era ‘Buby’ Fernández y todavía me acuerdo aquel enojo después del primer tiempo contra Tigre de Santo Pipó. Entramos al vestuario y revoleó el reloj contra la pared. Íbamos perdiendo 2-0”, se ríe, hoy, al lado de quien por entonces era entrenador del team de la Cabred.
Luis intercambia algunas risas con “Buby” sobre aquella anécdota, algunos otros detalles que conviene no reproducir, y enseguida se emociona. “Mi deseo es volver a Brown campeón con esta gurisada”, se sonríe mientras señala a los pibes de la Reserva, que acaban de iniciar el entrenamiento. “Sería lindo ver a Brown campeón una vez más antes de partir”, sintetiza. Y emociona a todos.
Incluso al propio “Buby” (64), su exentrenador, que también fue exjugador del club. Y uno de los más recordados. Con su habilidad como sello distintivo, recuerda aún la tarde en la que metió tres caños ante Atlético Posadas, en el clásico. “Eran tres referentes de El Deca, Pombo, Giménez Díaz y el Cuervo Núñez. Esto no lo cuento en desmedro de nadie, si no por la alegría que me generó poder hacer eso ante grandes defensores como fueron ellos”, cuenta “Buby”.
Fernández, junto con “Fafi” Díaz, “Choclo” Silva y “Chingolo” Alegre formaron parte del recordado plantel campeón de 1977.
“Esa fue una de las grandes alegrías, aquel equipo dirigido por Damasceno López es inolvidable”, resume “Buby”, quien a la hora de las velitas pide “que Brown vuelva a salir campeón, que podamos venir a alentar a estos chicos en una final, son jóvenes y tenemos que apoyarlos”.
“Buby” conformaba una dupla letal con Rubén “Fafi” Díaz (64), el hombre de las mil anécdotas y uno de los tipos más queridos en el ámbito del fútbol posadeño. El “Panadero”, como también se lo conocía en aquellas épocas, no podía faltar en la celebración por un nuevo aniversario.
“Era así, allá por el 77, cuando salimos campeones, fue el apogeo de Brown. Desde la avenida Mitre hasta donde terminaba Posadas hacia el sur, todos eran hinchas de Brown. Y eso fue lo más groso que vi, como la cancha se llenaba, no entraba un alfiler”, contó.
Y enseguida, una de las tantas historias que obligan a exigirle a “Fafi” que escriba su biografía. “Una noche jugábamos contra Guaraní en Villa Sarita. El árbitro era Ramón Silva. No recuerdo qué fue lo que pasó, la cuestión es que me expulsó. Fuimos entre todos a rodearlo y yo, de la bronca, le dije ‘ahora vas a ver con mi abogado’, ¡Qué abogado! Esas son las cosas que uno hace de joven sin saber qué es lo que dice. Hasta hoy se acuerdan acá los muchachos y se ríen”, se ríe Díaz.
Y para el final, la línea de fondo. “Choclo” Silva (70) reconoce que, aunque siempre fue hincha, nunca pensó que iba a jugar en Brown.
“Del 62 al 68 siempre venía a la tribuna a ver los partidos. Y un día, estaba jugando en mi barrio, me vio Damasceno López y me llevó a jugar para el club. Ahí compartí con ‘Buby’, ‘Fafi’, ‘Chingolo’, el ‘Negro’ Giménez, Juan Medina, Paul Gómez, ‘Caracha’ Villar o el ‘Negro’ Garay. Era una época de juego fuerte, pero leal”, resume Silva, quien también recuerda con nostalgia a Mario Pasalagua y Huguito Ortega, “dos muchachos que nos hacían reír desde que llegaban hasta que se iban”.
¿Y cuál es el deseo de Silva en este nuevo cumpleaños? “Yo soy fanático de Brown, no te voy a mentir. Quiero que el club sea campeón y siga creciendo”, resume y encuentra en sus compañeros el mismo deseo.