Prefirió que su padre -albañil de 49 años- no volviera a ser detenido o que su pena fuera de prisión efectiva y que tampoco lo sentaran en el banquillo de acusados del Tribunal Penal 2, lo pidió para evitar revivir el padecimiento que le tocó en su casa de Cerro Azul hace poco más de seis años.
Como víctima, hoy de 20 años, admitió en sede judicial que su progenitor acuerde y firme una condena de ejecución condicional de tres años por “abuso sexual simple agravado por el vínculo”.
El juicio abreviado fue propuesto por el fiscal subrogante del TP-2, Martín Alejandro Rau, la semana pasada y en audiencia de visu con el defensor particular José Luis García y el acusado por el delito contra la integridad sexual.
El acusado reconoció los pormenores y culpa de lo sucedido durante la madrugada del jueves 15 de mayo de 2014 en la vivienda familiar de Cerro Azul, cuando sorprendió a su hija en el dormitorio, le tapó la boca y abusó de ella sin lograr accederla carnalmente porque la víctima en el forcejeo logró empujar al agresor y pudo correr de la habitación.
Decisión de hija
La víctima en audiencia ante el fiscal Rau también vio como correcto el acuerdo ofrecido. En el acta que firmó reconoció que no quiere ver preso a su padre y que tampoco se ventilen los detalles del abuso del que fue víctima.
Por lo que la condena de ejecución penal en suspenso de tres años, era el monto y tal vez el cierre a seis años de acarrear con el dolor.