Vuelve la competencia al automovilismo misionero y regresa un campeón. Después de diez años de ausencia en las pistas, Jorge Litwiñuk (37), el afamado “Polaquito”, será de la partida en el regreso del Misionero de Pista, previsto para el finde del 21 de marzo en el autódromo de Posadas.
Múltiple campeón en el karting provincial, en el antiguo TC Misionero y también en el TC del Nordeste, donde las Cafeteras dejaron su huella, Litwiñuk marcó a fuego una época dorada para el automovilismo misionero. La hora de la revancha llegó ahora para el posadeño, que competirá en la Clase 1 con un Fiat Uno del equipo Barrios.
En diálogo con EL DEPORTIVO, Litwiñuk contó detalles de la vuelta, rememoró sus momentos más felices detrás del volante y confió que nunca planificó un adiós y para siempre. “Las ganas de volver siempre estuvieron. Nunca fue un retiro definitivo. Ahora se dio la oportunidad y le metimos para adelante”, relató. Vuelve el campeón.
Jorge, ¿recordás cuándo fue tu última carrera? ¿Por qué decidiste bajarte?
Mi última carrera fue en la Clase 2 del Misionero de Pista, allá por 2011. Ya pasaron unos diez años. Y me bajé más que nada por cuestiones presupuestarias. No se me dieron algunos sponsors que necesitaba y en aquel momento decidí dejar. Más que nada, fue una cuestión organizativa.
¿Cómo fueron estos diez años?
Siempre estuvimos en el ruido, armando algún auto, algún karting, nunca me desconecté del todo, pero no fue algo continuo. No corro oficialmente desde 2011, más allá de que probé algún que otro auto o karting, pero giraba cinco o seis vueltas y nada más. Las ganas de volver siempre estuvieron, siempre digo que nunca fue un retiro definitivo. Creo que estaba esperando la oportunidad, que se dio ahora, y le metimos para adelante.
¿Extrañabas estar arriba del auto?
Sí, se extraña. Quizás fue un aliciente el hecho de no desconectarme del todo y así se extraña un poquito menos, pero la verdad es que uno quiere estar arriba. Te pasa, por ejemplo, que ves las carreras y ves maniobras que hacen los pilotos, y uno ya se pone a pensar qué hubiese hecho en esa situación…
¿Y cómo se dio la vuelta?
Hace un par de años que la familia Barrios, los mismos que me prepararon el Renault Clio cuando corría con el equipo de Servando Menor y con el que llegamos a pelear el campeonato en la Clase 2, me venían diciendo que estaban con ganas de hacer algo. La cuestión es que hace un mes y medio vinieron y me dijeron que iban a armar un Fiat Uno y que querían que yo lo maneje. Y bueno, decidí meterle para adelante. Ellos se van a encargar de la parte mecánica, yo tendré que manejar y conseguir algunos sponsors para cubrir gastos. Como te digo, veníamos hablando hace un tiempo, pero nunca había sido una propuesta directa. Ahora ya cerramos todo.
¿Cómo manejás la ansiedad?
Al principio como que no le di mucha importancia, pero después fueron pasando los días y ya te va agarrando la ansiedad de subirte al auto, de estar en la primera carrera… El debut va a ser ese finde del 21 de marzo y vamos a llegar con lo justo. La preparación del auto se estiró un poco, pero vamos a llegar. Todavía no pudimos probarlo porque no está armado y creemos que va a estar listo un día antes de la carrera. Creo que vamos a andar bien.
Si tuvieras que ponerle un título a tu regreso… ¿Cuál sería?
(Se ríe) ¡Me mataste ahí! Creo que podría ser “Volvemos al espectáculo”… Yo tuve la suerte de que, cuando corría, iba mucho público a los autódromos. Ahora eso no se va a poder por la pandemia, pero ojalá que la gente se prenda a la transmisión que va a haber. Y cuando se pueda, espero que la gente vaya a ver las carreras. Eso está muy bueno y motiva, que mucha gente siga y aliente.
¿Cuáles fueron tus momentos más felices con el automovilismo?
Sin dudas, cada uno de los campeonatos que gané. Y también mi debut en el TC Pista (N. de R: categoría telonera del Turismo Carretera), en 2008. Es una categoría muy linda, había muy buenos pilotos y me di el gusto de medirme con ellos y no desentonar. Quizás nos faltó un poco de presupuesto, un auto mejor o un año más para sumar experiencia y pelear adelante. En ese año, corrí junto a pilotos como Canapino o Falaschi, con el que llegamos a pelear posiciones en un par de carreras. Esos son recuerdos que te quedan para siempre. Ese año, la categoría estuvo muy fuerte.
El TC del Nordeste fue icónico para el automovilismo misionero… Y pudiste correr con las Cafeteras… ¿Qué es lo que más recordás?
¡¡¡Uhhh!!! Muchas cosas. Creo que esa categoría les gustó a todos. Hoy por hoy quizás no sea viable, es complicado que vuelvan, pero fueron experiencias muy lindas y de las que aprendí mucho. Ojalá algún día vuelvan las Cafeteras.
¿Qué le deseás al automovilismo misionero?
Me gustaría que se sumen más autos, porque creo que el campeonato se va a poner lindo. Veo que los pilotos están más unidos que años anteriores y ojalá eso se refleje en un mayor parque. Sería ideal que haya más autos y mayor calidad, eso suma a que el espectáculo sea bueno y hace también que cambie el tema del sponsoreo, como ahora, que las carreras van a ser televisadas. Ojalá nuestro automovilismo pueda crecer.