La misma actitud y convicción que ponía en cada pelota que disputaba y en toda formación que lo tenía como protagonista cuando integraba el pack de forwards de Clubes Asociados Progreso Rowing Independiente (CAPRI), Martín Olano la trasladó a la cocina.
Alejado temporalmente del rugby debido a cuestiones laborales y personales, el primera línea le contó a EL DEPORTIVO cómo fue que se decidió a ser chef profesional, donde actualmente se destaca con el delantal, tal como lo hacía cada vez que se calzaba la “azzurra” del club de Villa Cabello, o la camiseta del Seleccionado de la Unión de Rugby de Misiones (URuMi).
“Al terminar la escuela secundaria estaba buscando una carrera para comenzar a estudiar. Comencé Licenciatura en Turismo, hice el primer año pero me di cuenta que no era lo mío. Entonces, vi la distintas ofertas que había en el área de la gastronomía y fue así que empecé a estudiar para chef en el ISET. Fue entonces que me dí cuenta de que eso era lo mío, algo que me apasionaba, y bueno, acá estamos”, expresó.
Haciendo un paralelo con el rugby, como buen forward, áspero y aguerrido, Martín siempre estuvo metido en la “cocina” en cada partido.
Sobre eso, comentó: “Sí, es así. Nunca salí de la cocina, siempre estuve metido en la parte caliente, en el roce, en el juego intenso. Y tanto fue así, que terminé en la cocina, pero ahora como chef (risas)”.
Al ser consultado sobre qué similitudes encuentra entre la “cocina” del rugby con su actual profesión de chef, el primera línea afirmó: “Lo que puedo decir es que en el rugby adquirí el compromiso de trabajar en equipo, y trasladándolo a mi actual actividad puedo decir que es algo similar. En este caso lo hacemos con Lucía, la señora que trabaja conmigo en la cocina. También, se asemeja mucho en el hecho de poder resolver en el momento los imprevistos que se presentan y salir airoso ante una dificultad”.
Invitado por un amigo
Al repasar un poco su historia dentro del rugby, quien se formara en las divisiones inferiores de Rowing y luego formara parte del plantel superior del club de Villa Cabello, como así también de distintos Seleccionados de Misiones (tanto en juveniles como en mayores), recordó: “Comencé a jugar a los 12 años cuando un compañero de escuela me invitó a sumarme al rugby en el entonces Progreso Rowing, actualmente CAPRI”.
“Desde el primer momento me sentí a gusto en el club y así fueron pasando los años hasta que llegué a primera, que es lo que uno más desea, jugar en la primera de su club. También, tuve el gusto de formar parte de distintos Seleccionados de Misiones, hasta que llegó el momento en que mi amigo, Jorge Kosteski, me invitó a jugar en un club de Europa”.
“Fue así que viajé a Portugal, más precisamente a la ciudad de Porto, para jugar en el CADUP. Eso fue como el techo de mi carrera y una de las experiencias más lindas que pude vivir en el rugby. Porque uno tiende a llegar a ser jugador profesional y, por suerte, tuve la oportunidad de hacerlo profesionalmente”.
Con referencia a la posibilidad de llegar al nivel internacional, ya dentro de la profesión de chef, Martín Olano confió: “Tuve la oportunidad de trabajar, como pasante, en la cocina de una restaurante de Porto, ahí en Portugal. Adquirí mucha experiencia y eso me sirvió muchísimo para tener el nivel que tengo hoy dentro de la cocina”.
“Por supuesto que aspiro a mucho más, por eso siempre pienso y planifico que puede ser lo mejor para avanzar (como en el rugby), para aprender y seguir conociendo todo lo que encierra esta profesión, que es muy linda y me apasiona”.
Un apoyo fundamental
Al ser consultado sobre qué fue lo que más lo llenó de satisfacción, colmó sus expectativas o lo hizo sentir más que bien dentro de su actual profesión de chef, el rugbier no dudó en afirmar: “La mayor satisfacción es que pude tener mi propio emprendimiento, que se llama Oliva Cocina, y que desde el 2013 cuando arranqué con esto hasta el día de hoy los mismos clientes que confiaron en mí desde el principio me siguen acompañando hoy día”.
“Esa es, sin dudas, una de las grandes satisfacciones que tengo dentro de mi carrera como chef. Que me hayan elegido y lo sigan haciendo me hace sentir más que bien, pleno por la confianza que siguen depositando en mi trabajo”.
Otro de los puntos que Martín destacó es el gran respaldo de la familia, un puntal fundamental para llevar adelante sus actividades. “Sí, sin dudas mi familia es uno de los pilares principales en los que me apoyo y sostengo. Tanto mi esposa como mis hijos me apoyan muchísimo en este sueño, siempre están conmigo acompañándome a realizar esto, que es lo que más me gusta”.
Amor incondicional
Sobre si tiene pensado, el algún momento, volver a la “cocina” con la ovalada, el chef se sinceró: “Sí, por supuesto. El amor por la ovalada siempre está y estira, me encantaría volver a jugar como para darle un cierre a mi etapa de jugador de rugby. Obviamente que uno siempre busca la oportunidad de volver, pero hay otros compromisos, como el que tengo con la gente que trabaja conmigo en la cocina, o con mis clientes, que cada fin de semana me llaman y me piden que les cocine”.
“Entonces, por ahí se complica un poco, pero las ganas y el deseo de volver a jugar siempre están. También, me gustaría en un futuro poder ayudar en las inferiores de mi club y poder transmitirle toda la experiencia que uno tiene a los chicos, hacerles sentir lo lindo que es el rugby”.
Haciendo memoria, y trazando un paralelo entre el rugby y la cocina, Martín Olano se animó a contar cuál fue su momento inolvidable dentro del deporte de la ovalada y, como chef, cuál es su carta de presentación.
“Creo que un momento inolvidable, no me acuerdo bien el año, fue un partido en el que fuimos solamente 15 jugadores a enfrentar a Taragüy en Corrientes. Me acuerdo que me tocó jugar de ala ese día y el entrenador, Jorge Halty, me dijo ‘preparate para correr, porque hoy vamos a correr toda la tarde’. No sé cómo lo hicimos, éramos solamente 15 y le ganamos ese día en Corrientes a Taragüy. Como imagen me queda que salíamos emocionados y eufóricos por haber ganado el partido y con mi amigo, Franco Cecconi, salimos abrazados de la cancha y muy felices, porque para nosotros fue una verdadera hazaña”.
“En cuanto a la cocina, te puedo decir que uno de mis fuertes, como entrada, son unas brusquetas de jamón crudo con rúcula y queso parmesano, y como principal unas bondiolas desmenuzadas con papas rústicas”.
No quedan dudas que Martín Olano lleva la “cocina” en el alma, tanto con una camiseta de rugby como con un delantal.
Un forward competo
Dentro del pack, Martín se desempeñó tanto en la tercera como en la primera línea. Las veces que integró la tercera, ocupó el puesto de ala, mientras que en la primera formó como hooker. El compromiso en cada pelota y la actitud para ir al frente son sus principales características de juego.