El mismo título que hace justamente una semana utilizábamos para describir a los responsables del escándalo por las vacunas de privilegio, sirve siete días después para describir otra polémica mayor: la nueva burla estatal que vuelve a dejar a los jubilados a su suerte.
La encarnizada discusión política en torno a la movilidad jubilatoria que se dio durante el año pasado decantó en una fórmula berreta que estipula, para marzo, un aumento pobre e insuficiente para los adultos mayores de ANSeS.
Se trata de un incremento que los vuelve a dejar por debajo de una inflación que promete ser potente en el primer trimestre del año.
Advertido de esa situación, el Gobierno anunció el viernes, a último momento, una suerte de compensación para salir a comunicar que esta vez sí los jubilados le ganarían a la inflación.
Dos bonos de 1.500 pesos, uno en abril y otro en mayo… “y acá no pasó nada”, habrán pensado en la Casa Rosada, desde donde también opinan que armar un escándalo porque se vacunan funcionarios antes que personal sanitario es una “payasada”.
El defensor de la Tercera Edad, Eugenio Semino, consideró ayer que el incremento a los jubilados anunciado por el Gobierno es “irrespetuoso”, mientras criticó que los dos bonos “no sirven para nada” porque representan “50 pesos por día”.
“Los jubilados hace tres años que vienen perdiendo poder adquisitivo de forma muy significativa”, apuntó el defensor de la Tercera Edad. “No estamos hablando de un problema económico o político, sino de una fenomenal crisis humanitaria respecto del sector de la tercera edad”, insistió.
Y es que con los nuevos aumentos el haber mínimo pasará a ser de 22.071 pesos, apenas por encima de los 21.600 pesos del Salario Mínimo Vital y Móvil y todavía por debajo de la Canasta Básica Alimentaria, cuyo valor actual es de 23.722 para una familia tipo.
Miserables los que, con decisiones de este tipo, condenan a vivir en la miseria a nuestros jubilados.