Lucia Mesa, de Montevideo, publicó en su muro de Facebook: “Quien trabaja en si mismo, no tiene tiempo para señalar, criticar y dañar a los demás. Tiene tantos defectos y está tan ocupado en ser una mejor persona que trabajarse a diario es su prioridad, no la vida de su prójimo”, y lo acompañó con la imagen que vemos tan descriptiva.
A partir de ahí recordé cuando comencé a moldearme a mi gusto porque hasta ese momento sólo actuaba en piloto automático creyendo que lo que estaba viviendo era obra del destino, de otros, de esa vida misma tan supuestamente castigadora sin darme cuenta del poder ilimitado que llevaba dentro usándolo en mi contra.
Mientras no me moldeaba pensaba que el “otro” debía cambiar, que los otros se comportaban mal y me hacían sufrir o sentirme mal. Perdía mi tiempo tratando de que lo otros cambien mientras yo sentía lástima por mí, victimizándome y llenando de culpa a otros, principalmente a quienes más amaba.
Si hay algo que nos mantiene muy ocupados es cuando decidimos ocuparnos de nosotros mismos, tenemos tanto, tanto por hacer que no te da tiempo a nada y mucho menos a criticar o cuestionar las actitudes de los demás. Y tal cual la frase de Lucía Mesa vamos a poner manos a la obra a partir de ahora porque nada es casualidad, si estás leyendo esto es porque ya iniciaste el camino o porque ya te picó el bichito de querer hacerlo.
Mientras te moldeas vas a darte regalos como salir a caminar, darte una ducha consciente de todo tu cuerpo agradeciendo a cada una mientras te enjabonas, también podrás regalarte un licuado, un libro, una lectura tranquila de SextoSentido, un aroma, una meditación, respiración en 5 ritmos y sumá vos otros regalos.
Utilizamos la imagen de ese autotallador que vemos para moldearnos y comienza tu día descubriendo qué siento, cómo me siento y qué deseo moldear hoy. Haz una lista de lo que te molesta del otro o de los otros, luego toma una y comienza a moldearte preguntándote ¿por qué me enoja tal o cual cosa?, entonces esta es la buena etapa, pues es cuando decidís que en realidad está dentro tuyo el cambio.
Y ¿cómo cambio? Moldeándote con amor, te decís: “¡Ah! Pillín, pillina, te descubrí. Ahora vamos a moldearnos y esto que veo en mi ya no formará parte de mi vida. Es así de simple, verás que cada vez que te enojes será como que te sueña una campanilla, ¡tilín! Es el momento de repetirme con amor (digo mi nombre en voz alta): “Gracias, pero esto ya no forma parte de mi vida, lo decidimos hace unos días”.
Verás que mientras te moldeas nada será más importante, nada te distraerá del hermoso trabajo que iniciaste y siempre mové tus labios y sonreí dándote un lindo aplauso y repitiendo: ¡Bien por mí!