Cuesta hacer entender a los directores ejecutivos de Yacyretá (en este caso al kirchnerista Ignacio Barrios Arrechea) que debe ser constante la presencia de la EBY en los municipios que se vieron más afectados. Pero no con obras que a muchos parece obnubilar, sino con acompañamiento social después de miles de familias que sufrieron el desarraigo. Incluso la pérdida de sus fuentes laborales.
Hay dirigentes que a su conformismo lo fundamentan mencionando la costanera de Posadas, el futuro camping y obras viales que la EBY ni siquiera se encargó de mantener. Pero no piensan la pérdida de territorio con su flora y fauna y la difícil modificación en las vidas de miles de personas que significó el embalse.
Hoy los misioneros, con las altas temperaturas que existen a lo largo de casi todo el año, no pueden acceder siquiera a un precio diferenciado de la energía eléctrica. Es más, la provincia no consigue el reconocimiento del pago de las regalías para compensar con la compra de energía a CAMMESA.
Al parecer, estos siete intendentes parecen muy decididos a ir hasta las últimas consecuencias para que la EBY no se olvide que es responsable del impacto en nuestra provincia, sobre casi una decena de municipios donde viven miles de misioneros.