La mayoría de los argentinos siente que esa comunicación no es clara. Es más, dos tercios de los que respondieron la encuesta sienten que no cuentan con toda la información para tomar decisiones, como por ejemplo, vacunarse.
“La palabra de los Gobiernos ha perdido credibilidad y recuperarla es realmente muy difícil. Pasaron episodios en Pinamar, Mar del Plata y en todos los lugares turísticos donde hubo fiestas clandestinas. Veía al intendente de Calamuchita (Córdoba) dar declaraciones donde dijo ‘no sé qué hacer’. Esa frase hay que aplicarla a todas las dirigencias, porque en 11 meses de pandemia y -lo digo con dolor- hemos aprendido poco y nada en términos institucionales de cómo afrontar estos procesos”, dijo el politólogo Córdoba.
Si los ciudadanos no confían en los datos oficiales, en los mensajes sobre cada decisión que se adopte (en especial si restringe libertades constitucionales), cada vez serán más los que los desoigan y compliquen la ya delicada situación epidemiológica.
La credibilidad se gana día a día, en cada acción que se pueda demostrar con hechos. Cuanto más se limiten los datos, se escondan cifras que igualmente trascienden en cada ciudad o provincia, la relación de acompañamiento en tiempos de crisis será cada vez menor.
Hace años que los políticos vienen bastante “divorciados” de la ciudadanía. Esa brecha puede aumentar cuando se percibe que no se está contando toda la verdad.
Es impredecible pensar en las consecuencias, incluso electorales, donde los partidos de gobierno se preocupan por conocer el humor social ante cada elección.