La Argentina no adhirió a una nueva normativa internacional en materia de desnuclearización y no proliferación de armas nucleares porque el país ya es firmante del tratado que está vigente a nivel internacional, el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP, también conocido por sus siglas en inglés, NPT) que se acordó en 1968 y entró en vigor para todo el mundo en 1970, informaron a Télam desde la Cancillería.
“Argentina ya es firmante del Tratado internacional que rige en estos temas (el Tratado de No Proliferación). Si bien comparte el objetivo del nuevo tratado de prohibición y mantiene el tema bajo estudio, esta obligación ya surge del TNP y es importante que el nuevo tratado (de prohibición) no sirva de excusa para que las naciones que sí tienen armas nucleares y que no participaron siquiera de la negociación para impulsar el nuevo texto, sostengan que la regulación en materia de desnuclearización sólo se generó con el nuevo tratado y, por ende, puedan argumentar que no tienen obligación alguna en este sentido”, señaló a Télam un vocero del Palacio San Martín.
La explicación oficial es a raíz de las críticas de varias ONGs con presencia alrededor del mundo y la región, entre ellas Amnistía Internacional, que en las últimas horas reprocharon al Estado argentino y a sus autoridades por ser el único país de América Latina que no adhirió a una nueva normativa mundial contra el uso de armas nucleares, el Tratado para la Prohibición de ese tipo de armamento, que fue aprobado en las Naciones Unidas hace cuatro años, en 2017.
La Argentina sí es uno de los países firmantes del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares que rige desde el año 1970 y que a mediados de los años ’90 ratificó con una ley del Congreso a través de la ley 24448/1995.
La sanción de la ley 24448, de hecho, fue una decisión trascendente ya que la Argentina es un país con tradición nuclear de uso pacífico: es uno de los pocos países de la región que desarrolló ese tipo de energía desde mediados del siglo XX.
De este modo, la Argentina consagró y ratificó su adhesión a un acuerdo histórico de No Proliferación, del que forman parte muchos países, entre ellos varias naciones que cuentan con armas nucleares declaradas, como también otros países que no lo informan públicamente pero de los cuales se sospecha que disponen de arsenal nuclear.
Hace cuatro años, en julio de 2017, en las Naciones Unidas se aprobó por mayoría una nueva normativa internacional que pretende endurecer mucho más la reglamentación anti-nuclear: se llama Tratado para la Prohibición de Armas Nucleares y directamente prohíbe la utilización, desarrollo, producción, pruebas, almacenamiento y amenazas de uso con armas nucleares.
Este nuevo Tratado internacional, de prohibición de armas nucleares, no fue suscripto por buena parte de los países centrales que poseen tal armamento y tecnología, entre ellos Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, China y Rusia, entre otros.
Argentina, ante este panorama dual, decidió no suscribir la nueva normativa y ratificar su pertenencia al histórico Tratado de No Proliferación Nuclear del año 1970.
Por esta razón muchas ONGs con presencia en todo el mundo cuestionan al Estado argentino, ya que denuncian que se trata del único país de América Latina que no suscribió el acuerdo de prohibición.
Entre las ONGs que reprochan a la Argentina por esta cuestión se encuentran Amnistía Internacional, que forma parte de la Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares (ICAN por sus siglas en inglés) y la Red de Seguridad Humana de Latinoamérica y el Caribe (Sehlac).
Fuente: Agencia de Noticias Télam