Los montículos de basura que se acumulan en el patio de una vivienda en el barrio municipal de esta localidad están dando lugar para la proliferación de escorpiones y ratas, pero los vecinos no encuentran un instrumento legal para el cierre del lugar, ya que, en teoría, el particular posee un permiso.
El basural, literalmente a cielo abierto, se encuentra a menos de cinco cuadras de la avenida San Martín, arteria principal de la ciudad. Junto con ese motivo y el aumento de alimañas alrededor de la acumulación de residuos de todo tipo, inclusive orgánicos, la Comisión Vecinal presentó distintos escritos y denuncias ante el Tribunal de Faltas; sin embargo, hasta ahora ni siquiera hubo una inspección al lugar, por lo que se teme que existan “acuerdos partidarios” que se hacen valer por encima de la salud de los vecinos.
“Los vecinos ya no sabemos qué hacer para que nos ayuden a poner un freno a este accionar del vecino, los residuos están a cielo abierto y además de las alimañas que se propagan de forma escandalosa, los malos olores y los mosquitos nos tienen en jaque”, dijo a PRIMERA EDICIÓN Aída González integrante de la comisión barrial y principal afectada por los hechos porque su vivienda es lindante al basural.
“Convivimos con mosquitos y olores nauseabundos. Ni siquiera podemos abrir la puerta. Hay escorpiones y hasta víboras que llegan a mi casa. Mi marido y una sobrina fueron picados por alacranes. Los vecinos ya nos cansamos de presentar quejas ante la municipalidad por medio de la comisión vecinal y absolutamente nadie hace nada”, describió la mujer.
De vieja data
La situación no es nueva, pero se agudizó durante la pandemia. Según relató Aída, el basural se comenzó a acumular hace dos años.
“En los hechos es un basural inmenso en el patio de un particular, pero los argumentos de la municipalidad son que se trata de una planta de reciclaje que cuenta con autorización para acopio y clasificación de residuos”, indicó.
A entender de los vecinos de ninguna manera una autorización puede pesar más que el derecho a vivir en un ambiente en buenas condiciones de salubridad.
“No podemos respirar aire puro ni siquiera sentarnos en el corredor porque en la misma zona del basural hay letrinas y eso empeora aún más nuestra situación”, clamó la atribulada mujer.
De acuerdo al pormenorizado relato que hizo la integrante de la comisión vecinal, los motivos que se exhiben para no cerrar el basural es que posee una autorización municipal para “reciclar”.
“Más allá de cualquier permiso nos resulta inadmisible que allí se recolecte todo tipo de basura ya que va en contra de los derechos de los vecinos que estamos alrededor. Otra cosa, además del acopio que realiza el propietario de la casa, llegan hasta aquí personas de otros barrios a depositar sus residuos, alguien tiene que hacer algo”, reclamó.
“Nadie quiere tener basura en su cuadra, ¿por qué tenemos que aguantar nosotros la basura que otros desechan”, se preguntó.Como medida urgente, los vecinos del barrio municipal exigieron la toma de conciencia por parte de las autoridades de Puerto Rico, en primer lugar y de las demás personas en general.