“Desde pequeña fui muy creativa, me gustaba decorar, arreglar, reciclar, imaginar cómo podía transformar aquello que no tenía uso y convertirlo en algo único. Las manualidades eran mi cable a tierra”, confiesa Rosa Noemí Stern.
La talentosa joven es abogada, oriunda de Eldorado, mamá de dos nenas y un varón, Belén, Nazira y Emmanuel. Ella convirtió su vida en un placer cumpliendo su sueño de niña, dejando volar su imaginación y descubriendo que el arte está en todos lados.
Relata a SextoSentido que sus primeros pasos por un taller de pintura fueron “en el taller de una amiga a través de una invitación para que pruebe pintar un cuadro. Recuerdo haberle expresado que eso no era lo mío porque al preguntar cuánto podría tardar en hacerlo me dijo que hay personas que pintan un cuadro en un año y otras en menos tiempo“.
“A lo cual respondí: ‘Yo soy impaciente, lo que empiezo quiero concluirlo y ver su resultado inmediato’. Pero mi amiga, ‘la profe’, respondió: ‘es eso lo que te va a llevar a aprender, la paciencia’”. Así que lo tomó como un desafío y tal fue su sorpresa que descubrió que tenía tanto por plasmar.
“Mi hija mayor lo venía haciendo y luego comencé yo”, afirma con entusiasmo.
Manos a las obras
“Mis mejores producciones fueron pintar rostros, inimaginable talento para mí” y nos habla de dos de sus creaciones: “El Negrito curioso fue mi mayor inspiración, lo hice para mí y le dediqué mucho tiempo, hoy esa obra está en mi habitación. Y la otra obra pendiente que era todo un desafío fue pintar el rostro de Jesús, de la mano de una excelente artista lo pude lograr”.
“En ese mismo taller (de Claudia Olefnik) hicimos un curso de mates decorados junto a mi otra hija Nazira (en la foto) y comenzamos a vender porque las personas nos hacían pedidos, o sea que fue un emprendimiento nuevo y con alta demanda“.
“Así como también lo fue hacer mesitas de desayuno decoradas para el Día de la Madre, arbolitos de Navidad para las fiestas”, y tantos otros trabajos siempre pintando, decorando, restaurando y dejándose llevar por su instinto, pues toda creación nace del amor.