¿Acaso crees que la Navidad fue el resultado de la casualidad?
Sólo la mente dual y finita puede creer que en soledad y sin por qué, Jesús fue a nacer, siendo que nadie a esta Tierra ha llegado sin que todo haya sido, por él, perfectamente planeado.
Lugar, día, hora, ancestros y hasta tu misión has elegido, y esta última en tu elección, puede que no la hayas cumplido. Trata de concebir, entonces, la inmensidad del divino plan de Jesús para la humanidad.
No importa en qué fecha recordamos Su nacimiento, pero no hagamos de ella un simple momento.
Recuerda más bien cuando Moisés formó a los esenios y el Arca del conocimiento legó a estos genios, comunidad magnifica que abonó con paciencia y en verdad el dorado terreno donde iría a nacer La Palabra bondad.
Nuevamente pregunto: ¿creen que allí Su misión terminó?
Otra vez a la Tierra a los esenios mandó a cosechar los frutos de cada corazón para poder hoy Él volver y ver Su misión cumplida de nuestro renacer.
Nuestra mente finita sólo ve y cree, una parte infinitesimal de nuestra propia historia. Por eso es menester hoy recordar y con lógica pensar, por lo que es imposible concebir que el nacimiento de Jesús sea desglosado del hilo conector.
Moisés rescata el conocimiento secreto que le legara Akenatón, para el cual la mayoría no estaba preparada para recibirlo y forma una comunidad que por 400 años lo sostuvo y agigantó en acciones.
Los esenios vivían separados de las poblaciones y salían de a dos a curar enfermedades entre los gentiles, por eso los llamaban sanadores, un pueblo de notables como los calificó el historiador de la época Flavio Josefo; pero más allá de lo que fueran a ojos vista, ellos eran grandes seres de luz que vinieron a preparar la llegada de Jesús en su comunidad, elevando con su luz la vibración de los habitantes, pues de no haber sido así, Jesús, con su intensísima luz no hubiera podido ingresar al planeta.
En 2000 años la humanidad su vibrar ha elevado y hoy los maestros esenios vienen a recordar lo enseñado y culminar la misión del Cristo de renacer en cada corazón.