El expresidente, exgobernador y senador de La Rioja Carlos Menem falleció a los 90 años en el Sanatorio Los Arcos, donde estaba internado por un cuadro de infección urinaria que se agravó en los últimos días.
A mediados del año pasado, el exmandatario había pasado 15 días internado en el Instituto del Diagnóstico y Tratamiento, por una neumonía bilateral.
En 1910 arribaba desde su Siria natal al puerto de Buenos Aires el matrimonio de musulmanes sunnitas de Saúl Menehem y Mohibe Akil. El empleado de Migraciones, simplificó el apellido: escribió “Menem” y así quedó para la historia.
En 1930 nació Carlos Saúl en Anillaco, pueblito perdido en La Rioja, provincia de caudillos y montoneros. Vio por primera vez a Perón y Evita en 1951 cuando viajó a Buenos Aires con el equipo universitario de básquet, y se deslumbró. No sabía en ese momento que sería el encargado de demoler el edificio de justicia social y soberanía económica que le había deslumbrado, tarea en la que habían fracasado las dictaduras más antiperonistas.
El hombre nació para una cosa pero hizo la opuesta. Carlos Saúl conservó la religión de sus padres mientras militó en el peronismo en la época de proscripciones y persecuciones. Ingresó a la Facultad de Derecho de la Universidad de Córdoba en 1949 y, dos meses antes del golpe que derrocó a Perón en 1955, se recibió de abogado. Al año siguiente fue preso, acusado de conspirar en el peronismo. Y cuando salió en libertad en 1957, fundó en la clandestinidad riojana a la Juventud Peronista.
Carlos Saúl jugó en la dura cultivando la mística de la montonera riojana. Como el Justicialismo estaba prohibido, fue candidato a diputado de la Unión Popular en 1963 y no pudo asumir por el golpe militar de ese momento. En 1964 iba ser candidato a gobernador, pero Perón llamó a votar en blanco y el hombre fue leal al caudillo exiliado. En todo ese tiempo fue asesor legal de la CGT.
Mientras estuvo Perón, Menem se mantuvo alineado junto a su liderazgo. Fue una época donde muchos de los políticos del peronismo preferían tomar distancia de su líder, porque era muy difícil hacer política cuando el referente principal estaba exiliado, proscripto y a diez mil kilómetros. La permanencia de Perón en esa época se sostuvo por la lealtad popular que se salteaba la intermediación de políticos y dirigentes sindicales. El peronismo sin Perón tenía muchas simpatías entre los dirigentes, pero era minoría en las bases.
Sin integrar agrupaciones partidarias, Menem se ganó el respeto del peronismo duro sin pelearse con los más negociadores. Siempre tuvo esa habilidad para el equilibrismo. La cultura del mundo árabe musulmán de su familia gravitó en su vida y aún cuando renegó del Islam para hacerse cristiano, su referencia cultural estuvo marcado por ese universo. En 1964 viajó a la ciudad de Yabrud, en las montañas Qalamouni, de Siria, de donde provenían sus padres. Y allí conoció a Zulema Yoma, quien sería su esposa, y madre de sus hijos Zulemita y Carlos Jr, ella también de una familia riojana.
Con sus frondosas patillas de Facundo Quiroga del siglo XX, viajó en el avión con Perón en su regreso de noviembre de 1972. Fue el candidato a gobernador en 1973 y ganó con más del 50 por ciento de los votos. Lo primero que hizo fue un acto en el pueblo natal de Quiroga para recordar el levantamiento del general Juan José Valle. Entre los presentes estaban los principales dirigentes de la Juventud Peronista y el obispo Enrique Angelelli.
No fue uno de los gobernadores de la tendencia, como los de Buenos Aires, Mendoza, Santa Cruz, Salta, Córdoba y San Luis, pero mantuvo buenas relaciones con la JotaPe y los Montoneros. Hasta que se alineó con Isabelita en medio del caos que generó la muerte de Perón con enfrentamientos entre sindicalistas, lopezrreguistas y montoneros y la tendencia.
La figura del expresidente y sus dos mandatos marcaron una época y dejaron consecuencias que aún hoy se desarrollan.
Era junio de 1989, el país, una vez más, se caía a pedazos cuando Carlos Saúl Menem había ganado las elecciones presidenciales. Aún faltaban seis más para que asumiera. Raúl Alfonsín convocaba entonces a sus funcionarios más allegados para avisarles que iba a renunciar. Inmediatamente envió a Rodolfo Terragno a La Rioja para negociar la transición.
Menem fue un presidente poderoso como pocos en la historia nacionaly ocupó el cargo durante diez años, cinco meses y dos días.
En 1999 incluso buscó, sin éxito, seguir en el poder. Eduardo Duhalde, quien había sido su vice en el primer mandato, fue uno de los que frenó su ambición impulsado por las propias.
Bajo el eslogan “Síganme, no los voy a defraudar”, se había embarcado en la campaña para las presidenciales de 1989. “La vuelta de la felicidad” era su promesa luego del impacto negativo de la presidencia de Alfonsín, un mandatario jaqueado por la hiperinflación, los saqueos y las sublevaciones militares.
Como todas en la historia argentina, la gestión de Menem tuvo altibajos. En medio de una saga de denuncias de corrupción, se deshizo de todo el patrimonio público que el Estado había acumulado durante décadas.
Malvendió YPF, Aerolíneas Argentinas, Gas del Estado, Entel, el Correo, los ferrocarriles, Obras Sanitarias, la Caja Nacional de Ahorro y Seguro hasta la siderúrgica estatal Somisa.
Sin embargo las privatizaciones le dieron sustento a la convertibilidad ideada por su ministro de Economía Domingo Cavallo. El uno a uno. Un dólar, un peso. Con el plan, doblegó a la inflación. Se allanaba así el camino hacia una crisis que explotaría más adelante. En 1989 fue de 3,079%. En 1990, 2,314%. La convertibilidad entró en vigencia en abril de 1991.
La inflación de 1999, último año de la administración Menem, aún resuena insólita: fue de 1,2%. Pero negativa. En criollo: -1,2%. Sin embargo fueron millones los argentinos que cayeron en la pobreza. Con las privatizaciones, buena parte del país se quedó sin empleo. Emergió entonces un grupo de manifestantes que más de 20 años después aún siguen presentes en la escena política: los primeros piqueteros, que protestaban contra los despidos en YPF.
Menem tomó la Presidencia con una tasa de desempleo de 7,7% y cuando se fue ya había trepado a 14,3%. La pobreza, en octubre de 1999, alcanzaba a 26,7% de los argentinos.
En aquellos años nacieron los tribunales de Comodoro Py. Según denunció Domingo Cavallo, Carlos Corach había escrito en una servilleta los nombres de los jueces federales que respondían al menemismo.
Las denuncias de corrupción también fueron un rasgo distintivo de la administración Menem. El “swiftgate” fue el primero. Después vinieron el de “la leche de Vicco”, los “guardapolvos de Bauza”, “el caso Yoma”, “la Aduana paralela”, “el IBM-Banco Nación”, entre otros menos conocidos.
El propio Menem debió enfrentar varias causas judiciales. En tres logró quedar sobreseído recién en los últimos años: la de venta de armas a Ecuador y Croacia (pasó siete meses en prisión domiciliaria y fue sobreseído por el “paso del plazo razonable”); la de venta de La Rural; y la de encubrimiento del atentado a la AMIA.
Hay una cuarta en la que había sido condenado y Casación tenía la última revisión en sus manos: por el pago de sobresueldos a sus funcionarios.
Se sugiere además que la política exterior durante su gobierno tuvo consecuencias fatídicas.
Durante su presidencia hubo dos atentados: en 1992 a embajada de Israel y en 1994 fue dinamitada la AMIA.
El ataque a la Embajada de Israel sucedió el martes 17 de marzo y causó 22 muertos y 242 heridos. Destruyó completamente la sede de la embajada y del consulado, ubicadas en los números 910 y 916 de la calle Arroyo de la ciudad de Buenos Aires. Fue investigado por la Corte Suprema de Justicia, sin identificar ningún sospechoso y sin que hasta 2020 se haya elevado la causa a juicio.
El de la AMIA fue un ataque terrorista con coche bomba en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el lunes 18 de julio de 1994.
Se trató del mayor atentado terrorista ocurrido en la Argentina, con un saldo de 85 personas asesinadas y 300 heridas.Fue también el mayor ataque contra objetivos judíos ubicados fuera de Israel desde la Segunda Guerra Mundial.
Sin la posibilidad de una “re-re”, Menem debió dejar el poder el 10 de diciembre de 1990.
El 15 de marzo de 1995 lo sorprendió la muerte de su hijo Carlos Junior, quien pilotaba un helicóptero Bell 206 Jet Ranger en compañía del correedor Silvio Oltra. Se desconocen las causas concretas y las circunstancias del hecho que provocó la muerte de Carlos. A pesar de que oficialmente se afirmó que el hecho constituía un mero accidente, su madre, la señora Zulema Fátima Yoma, ha manifestado que su muerte fue producto de un atentado criminal.
Menem Buscó revancha en 2003, cuando peleó por la presidencia. Pese a que su imagen estaba golpeada, salió primero en el comicio, con el 24,45% de los votos. Segundo quedó Néstor Kirchner, con el 22,24%.
El riojano, temeroso de sufrir la humillación que indicaban todas las encuestas, decidió bajarse de una segunda vuelta. Y entonces su carrera siguió sin freno por la pendiente. En 2005 compitió por una banca en el Senado: la logró –y el correspondiente blindaje de los fueros-, pero por la minoría. Compitió por la gobernación de La Rioja en 2007 y quedó tercero.
En 2011 y 2017 fue reelecto senador por La Rioja, aunque siempre por la minoría.