Al sacerdote católico Raúl Sidders le confirmaron este lunes la prisión preventiva en la investigación que lo involucra como autor de delitos contra la integridad sexual en un colegio religioso platense aunque solicitó que tal ratificación la pueda cumplir en la vivienda de un familiar cercano en la provincia de Buenos Aires.
El pedido fue acogido por el fiscal Alvaro Garganta y deberá analizar el juez de Garantías 6, Agustín Crispo, los argumentos vertidos por el acusado ayer en la audiencia en Tribunales de La Plata.
De acuerdo a fuentes consultadas por PRIMERA EDICIÓN, el cura adujo que hace tres años sufrió problema cardíaco y que durante los poco más de ocho meses que residió en Misiones, en domicilios del Obispado de Puerto Iguazú, no asistió a ningún centro de salud de la región porque no existe ninguno público o privado con los recursos necesarios.
Según el imputado por el abuso de una niña en el colegio San Vicente de Paul en La Plata, necesita tomar todos los días vitaminas B12, habitualmente indicadas para evitar anemias y que se extraen de origen animal, principalmente peces, vacas, cerdos y corderos.
Para ello, siempre según su pedido a los magistrados, aseguró que está estresado y necesita de una dieta que en la casa de una hermana se la podrían suministrar con facilidad. También manifestó que desea hacerse chequeos y estudios y que hasta ahora no los hizo por no disponer en Misiones de centros médicos de excelencia.
Sidders nombró ayer, en su declaración, al obispo emérito Héctor Aguer y al sacerdote Bernardo Conté Grand, denunciado públicamente en el año 2014 por padres y madres del Colegio San Juan Bautista (provincia de Buenos Aires) por conductas inapropiadas con menores de edad.
Edad y vitaminas
Juan Pablo Gallego, uno de los abogados representantes de la denunciante del sacerdote religioso, sostuvo este lunes luego de la audiencia: “Sidders tiene 59 años, no entra en ningún grupo de riesgo por edad y las cuestiones de salud que imprecisamente invocó ayer son perfectamente atendibles en cualquier institución carcelaria”.
Y agregó: “Tiene un pedido de prohibición de salida del país solicitado por nuestra parte ya que no se justificó tanto desde la Iglesia Católica como del Ministerio de Seguridad que función eclesiástica cumplía en Misiones, donde tiene los recursos para fugarse y frustrar el proceso”.
“La celda común es la única garantía de que no se entorpezca la investigación que pesa sobre Sidders y que se eviten los riesgos que ya se configuraron en la causa. Es de gravedad institucional que se dé curso a una maniobra de excarcelación que, ni la defensa ni el propio Sidders pudieron justificar con la supuesta necesidad de consumir vitamina B12, que le puede ser suministrada en la alcaldía donde hoy está cómodamente alojado y atendido”.
“Frasquito”
Raúl Sidders, a quien los alumnos del colegio católico platense San Vicente de Paúl llamaban en secreto “El frasquito”, porque los obligaba a masturbarse para guardarse su semen en un frasco, fue detenido a principio de diciembre y declaró ante el fiscal que lo procesó por ese delito.
Según la imputación del fiscal Garganta, el sacerdote cometió el delito de abuso sexual gravemente ultrajante por su duración en el tiempo y circunstancias de realización doblemente agravado contra una mujer que denunció haber sido abusada por el sacerdote entre el 2004 y el 2007, cuando tenía entre 11 y 14 años y asistía al establecimiento educativo mencionado.
“No recuerdo a esa alumna”, dijo el cura al sentarse frente a Garganta, tal como lo reflejó en exclusiva este Diario.
La denuncia contra Sidders fue radicada en septiembre de este año, cuando la víctima brindó detalles del acoso y los abusos que sufrió entre sus 11 y 14 años, cuando asistía al colegio San Vicente de Paul de La Plata, donde Sidders era capellán. Se investiga que el sacerdote se valía de las instancias de confesión para incitarla a tener relaciones sexuales y la sometió a contacto físico.
“Me confesaba con el padre Sidders, me empezó a preguntar si había visto alguna vez a mis papás tener relaciones sexuales, si había visto a mi papá desnudo, si sabía lo que era un pene (…) A los 12 me empezó a acosar peor durante las confesiones, me preguntaba si sabía masturbarme y yo le decía que no. Entonces me explicó con sus dedos cómo tenía que hacer. Me sugirió que lo hiciera pensando en él y que en la próxima confesión le contara cómo me había sentido (..) También me propuso que tuviera relaciones sexuales con un compañero”.
Vale recordar que, desde el Obispado de Puerto Iguazú cuando la denuncia “Rocío” tomaron trascendencia se calificó la acusación como “fakes news”, noticia falsa.