La capilla San Antonio de Padua se encuentra ubicada en Colonia Paraíso, inicialmente poblada por inmigrantes de origen alemán, polaco, italiano, entre otros, que llegaron a Misiones y al sur de Brasil a partir de 1890, en 1930 y en 1945. Los pioneros ingresaron desde el país vecino, sumándose a los escasos miembros de comunidades originarias, pertenecientes a la etnia mbya guaraní, allí asentadas. En el lugar también había peones que trabajaban en los obrajes de madera y recolectaban yerba mate silvestre.
Los habitantes de Colonia Paraíso se dedican ahora a la explotación de madera nativa e implantada, a la agricultura, específicamente a la plantación de tabaco, esencias, huertas para la subsistencia y la cría de animales de granja.
El entonces director de la escuela de Frontera Nº 618, Roberto Zachs, expresó al equipo de investigación presidido por la arquitecta Liliana Oleksow que “es común todavía encontrar apellidos como Fachinelo, Milanese, Vojt y Muque, y por consiguiente muchas de la tradiciones y costumbres que algunos mantienen a través del tiempo. De estos primeros pobladores quedan sólo algunos hijos”.
“Se dedican a trabajar la tierra en su mayoría. Uno de los productos madre es la destilación de la citronella, la esponja vegetal, algo de soja, maíz y lo que utilizan para consumir, como batata, mandioca, crían algunos animales de corral. Pero lo que ocurrió últimamente es que, con el tema del turismo, con miras a los Saltos del Moconá, muchos vendieron sus tierras a estos emprendedores turísticos. En muchas de las chacras de estas personas ya vemos cabañas, complejos turísticos con piletas de natación”, añadió.
Inés Fachinelo y su hijo Federico Marx, habían contado que el terreno donde se construyó la iglesia fue cedido por Pedro Fachinelo, padre y abuelo de ambos.
“El terreno era de mi abuelo, quien donó el terreno, pero nunca se hizo una mensura, como dejando establecido que ese pedacito corresponde a la capilla”, afirmó Marx. Y esta información fue corroborada por Zachs.
La capilla San Antonio de Padua transitó por tres principales etapas de modificaciones. La primera construcción fue erigida alrededor del año 1930.
De acuerdo a lo que se puede rescatar a través de los documentos escritos, “más que nada por la excolega, Ana Molina de Fachinelo, fue allá por 1930 cuando se empezó a gestar esta comunidad. Se habían organizado y, según consta en los archivos, en uno de los primeros aserraderos que se radicó acá en la zona, se fabricaron los primeros cortes de madera de anchico, grapia, cañafístola, destinados justamente a la construcción de la primera capilla de esta zona que lleva por nombre San Antonio de Padua”.
Debido el creciente número de feligreses que asistían a las ceremonias religiosas, en la década del 60 fue necesario ampliar el edificio al que se le anexó una torre en la que se instaló una campana.
Según Zachs, la capilla construida en la década del 60 “era muy bonita, era amplia, alta, con todo un techo tipo abovedado y el cielorraso todo de madera. Tenía un hermoso campanario en el frente, un confesionario. En la parte de atrás unas pequeñas habitaciones para que se quede el sacerdote. En la parte interna tenía una escalerita para subir hasta el campanario y lamentablemente con el correr del tiempo fue invadida por termitas, y esas hormigas destruyeron prácticamente toda la parte de madera”.
La instalación de la campana significó un acontecimiento muy relevante para la comunidad, que se plasmó en distintas actividades: el oficio de la misa por parte de Monseñor Jorge Kemerer, la búsqueda del padrinazgo para el “bautismo” de la campana y una gran fiesta que aún se recuerda. Pedro Fachinelo fue elegido padrino como premio a la colaboración brindada para la concreción de la obra arquitectónica.
Carlos Hintz conoció la capilla en la década del 60 y la recuerda como una obra de un tamaño mayor al que posee actualmente, modificación sufrida a raíz de diversos factores. “Llegué a conocer Colonia Paraíso a donde está la capilla, en el año 61 o 62. Era una enorme, grande para la población que había en aquella época, más o menos 35 o 40 familias”, dijo.
Como consecuencia del progresivo despoblamiento, las inclemencias del clima, el impacto ocasionado por insectos depredadores de la madera, y la falta de mantenimiento, la capilla se fue deteriorando.
Una de las consecuencias fue la modificación del campanario que se reconstruye a menor altura. En torno al 2000, un grupo de lugareños tomó la iniciativa de desmontar y construir con parte del material del edificio de la década del 60, una nueva capilla que es la que se observa actualmente, más pequeña que la anterior.
“El que tomó la posta fue Don Nelson Eleuterio, una persona que vivía por acá, y decía él que quería dejar su trabajo también en otra iglesia ya que eran varias iglesias a las que había ayudado a construir en su vida. Los que ayudaron fueron parte de la familia Marx, familia Milanese, familia Vojt, familia Fachinelo que son los más arraigados a la fe católica”, acotó el docente.
Las embarcaciones eran, hasta fines de 1980, el único medio de transporte para que los feligreses accedieran a la capilla, a las celebraciones y a la misma Colonia Paraíso. Ahora un puente permite el arribo por vía terrestre, desde la ruta costera 2.
Otros tiempos
Cuentan, que las fiestas eran antes “una cosa impresionante, porque también era impresionante el tamaño de esta comunidad. Los que vienen ahora y se encuentran con esta zona tan despoblada, no pueden creer lo que ocurrió, porque era una comunidad pujante. Allá por 1930, 40, 50, desde El Soberbio la gente venía con embarcaciones a las fiestas populares como la del Santo Patrono, el l 13 de junio.