En la lección de hoy, Mataji Indra Devi era reiterativa acerca de la necesidad de respirar bien en favor de una vida celular sana, teniendo en cuenta la liberación de energías que aumentan las enzimas vitales gracias a un buen metabolismo del oxígeno.
Y en esto Mataji era tajante: “La tensión, el insomnio, la indigestión, el estreñimiento, las jaquecas nerviosas, los trastornos cardíacos y las anormalidades mentales –incluso la delincuencia- son con frecuencia resultados de un insuficiente consumo de oxígeno“.
“Desgraciadamente la mayor parte de las autoridades, bien sea en el seno de la familia, en los centros docentes, en los hospitales, en las cárceles y en otros establecimientos por el estilo, no han caído todavía debidamente en la cuenta de la importancia que tiene la respiración profunda”. ¡Y esto lo decía varias décadas atrás!
Dadas las circunstancias que estamos atravesando hoy, sería de gran ayuda sumar sus consejos a nuestros cuidados cotidianos, porque “en considerable medida la salud y el bienestar de las personas dependen de sus hábitos respiratorios”.
Entonces aprovechemos las recomendaciones de las autoridades acerca de ventilar bien los ambientes y pasar más tiempo al aire libre, para recordar y practicar las respiraciones profundas que aprendimos en las clases de Yoga, relajando los hombros, dejando que se abra levemente el pecho y llenando lentamente los pulmones en la inhalación, así como llenamos un vaso, de abajo hacia arriba, suavemente, sintiendo su mayor volumen en la parte inferior cuando se expanden un poquito las costillas de abajo, su gradual angostamiento hacia arriba, placenteramente, sin forzar, sonriendo, siempre por nariz y disfrutando de la sensación de frescura que produce el aire al ingresar por el área faríngea, hasta iniciar con la exhalación el vaciado de arriba hacia abajo como un vaso, lenta, suave, agradablemente y sin exagerar, para recibir la siguiente inhalación.
Lo haremos unas poquitas veces al comienzo, dejando que el ritmo habitual se reinstale, pero muy probablemente lo iremos sintiendo cada vez más amplio y satisfactorio, complementado por algún ocasional suspiro leve y relajante. Con el tiempo iremos notando que se trata de un regreso al ritmo natural que habíamos perdido con las tensiones y exigencias de la vida cotidiana, frente a la cual iremos desplegando mejores actitudes. Y hay más sobre el tema en la próxima nota.
Namasté.